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  • Crimea ocupada y el doble estándar de la política exterior de Occidente
Fecha de publicación 1 noviembre 2015 - 11:20 PM

Los medios de comunicación masiva al servicio de los grandes capitales se esmeraron en cubrir a su manera, lo que no es de sorprender, el golpe de Estado en Ucrania que tuvo lugar en febrero de 2014 y que contó con la bendición de Estados Unidos y la Unión Europea (UE).

Gracias a los medios locales y regionales de los países víctimas de la ingerencia de Occidente en sus asuntos internos que en algunos ya ha derivado en golpes de Estado, crisis política, económico-social, y guerras entre otros, se está evitando que las corporaciones mediáticas dicten la agenda informativa y se pueda dilucidar lo que realmente está ocurriendo, por ejemplo, en la región euroasiática, qué es lo que hacen las potencias occidentales en ésta.

EEUU y sus aliados confabulan contra Rusia

EEUU y sus aliados siguen, y muy bien lo hacen, el famoso dicho: “a río revuelto ganancia de pescadores”. Valga como ejemplo la Primavera Árabe tras la cual Túnez, Egipto, Libia y Siria quedaron empantanados en el caos político, económico y social.

Más allá de las ganancias obtenidas de las ventas de armas a los terroristas que Occidente  suela llamar“rebeldes”, por ejemplo en Siria; como a los países de la región preocupados por la amenaza del “terrorismo”, EEUU busca un mayor beneficio: debilitar económica y geopolíticamente a Rusia, la potencia euroasiática.

Valga como ejemplo de lo expuesto en los últimos renglones del párrafo anterior la insistencia de EEUU de continuar el despliegue del controvertido escudo antimisiles en Europa para repeler hipotéticos ataques provenientes de Irán pese a que este país llegó a un reciente acuerdo histórico sobre su programa nuclear con el Grupo 5+1 (Rusia, EEUU, Francia, Reino Unido y China más Alemania) tras años de intensas negociaciones.

Cabe destacar que el acuerdo denominado también Plan de Acción Universal Conjunto, alcanzado el pasado 14 de julio en Viena, prevé el levantamiento total de las sanciones económicas y financieras que el Consejo de Seguridad de la ONU, EEUU y la UE impusieron a Teherán.

Las consecuencias derivadas de la Primavera Árabe, el escudo antimisiles que se despliega en Europa, el conflicto entre las Coreas del Norte y del Sur, entre China y Japón y otros más, fueron aprovechados como cortina de humo para que EEUU y la UE hagan de las suyas en Ucrania.

La decisión del derrocado presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, de posponer la firma del Acuerdo de Asociación y Libre Comercio con la UE, sirvió como detonante de la crisis político-económica en Ucrania.

A raíz de eso, desde el 21 de noviembre de 2013 la plaza Maidán (Independencia), ubicada en el centro de la capital ucraniana, Kiev, se convierte en un campo de batalla entre la policía y los manifestantes descontentos por la decisión del Gobierno del país eslavo.

Como era de esperarse, los políticos estadounidenses y europeos, así como los medios comprados, reaccionaron sincronizadamente acusando al Gobierno ucraniano de violar los Derechos Humanos y solidarizándose con los manifestantes que exigían la renuncia del entonces presidente Yanukóvich y que se continúe con el proceso de integración de Ucrania con la UE.

Los ex Jefes de las carteras de Exteriores de Alemania y Canadá, Guido Westerwelle y John Baird respectivamente, y un sin número de políticos de Polonia, Alemania, Lituania, Georgia, EEUU entre otros, llegaron al colmo de participar abiertamente en las marchas de protesta. La misma ex jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, pasó por la plaza Maidán para saludar a los manifestantes concentrados en ella y reunirse con los dirigentes opositores.

Es difícil imaginar qué hubiera ocurrido con los políticos rusos si hubieran tratado de participar en las manifestaciones de “los indignados” en España o EEUU y pronunciar sus discursos de apoyo o traer 15 millones de dólares a los partidos de oposición como lo hizo en esa ocasión la subsecretaria de Estado para Europa, Victoria Nuland.

Esa conducta indebida e impropia de altos funcionarios como los citados en líneas arriba, explican el por qué, durante dos décadas tras la desintegración de la Unión Soviética, EEUU y sus aliados de la OTAN se esmeraron en destinar a Ucrania 5000 millones de dólares, tal como lo declaró Victoria Nuland, en becas y aportaciones.

Ya lo había advertido el asesor del Kremlin para la integración económica regional, Serguéi Gláziev: las becas y aportaciones servirían para formar una comunidad intelectual de expertos orientados contra Rusia y con el objetivo de inculcar la rusofobia en la sociedad ucraniana.

Gláziev explicó que las becas de 5000 a 10 000 dólares se distribuyen a través de miles de ONGs entre estudiantes y especialistas con la condición de que publiquen después materiales antirusos en la prensa, mesas redondas o en las redes sociales.

Añadió que todo eso constituye “una colosal máquina de información y propaganda que ya ha derrocado a más de un gobierno en el mundo, y que ha creado una situación explosiva en Ucrania”.

Así, EEUU y la UE matan dos pájaros de un tiro: alejar a Ucrania de Rusia y con esto evitar que el presidente de ésta última, Vladímir Putin, consolide el proyecto de crear una Unión Euroasiática con Bielorrusia, Kazajstán y Ucrania para formar un polo de estabilidad en esta región.

Ucrania finalmente será absorbida por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), gracias a lo cual ésta se acercará significativamente a las fronteras con Rusia acorralándola militarmente cada vez más para evitar el resurgimiento de Rusia como una superpotencia.

Para Occidente todos los medios son buenos en la “lucha por una futura Europa democrática” que, según el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, es ahora lo más importante en Ucrania.

Por ello, la violencia, el desacato a las leyes, la participación de partidos con ideología neo-nazi en las manifestaciones entre otros, cuentan en Ucrania con la bendición de Occidente, ya que responden a sus intereses, en los que no necesariamente están considerados los de la parte ucraniana. Eh aquí un ejemplo claro del doble estándar de la política exterior de EEUU y sus aliados.

EEUU y la UE proponen a Ucrania ser su patio trasero

Asimismo, el posponer la firma del Acuerdo de Asociación y Libre Comercio con la Unión Europea, le proporcionó a Ucrania el tiempo necesario para reflexionar sobre el futuro que le espera.

Según el ex presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, la UE ofreció a Ucrania suscribir el mencionado acuerdo para ayudarle a tender puentes con países vecinos occidentales.

La imposición que la UE denomina “propuesta” consiste en que todo préstamo estaría supeditado a las condiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), como el aumento de los precios del gas, la devaluación de la divisa nacional y la reducción o congelación de salarios y de personal, cerrar empresas del sector público y continuar comprando gas a precios elevados.

El efecto de esa propuesta se reflejará con el tiempo en el sector agropecuario ucraniano puesto que Ucrania no cuenta con la tecnología necesaria para transformarlo hasta el nivel que Europa ostenta, y es muy probable que tampoco llegue a contar con ella debido a la crisis económica por la que atraviesa.

Como podemos observar, la delicada situación económica del país eslavo, imposibilita a este último proteger de alguna manera sus productos frente a los que se importarían de Europa, que son de mejor calidad, además de ser subvencionados, aunque la última lo niegue a capa y espada.

Ucrania necesita salvar su economía y no de esa propuesta que derivará en todo lo contrario. Las autoridades ucranianas no comprenden que si siguen cediendo a la presión occidental, su país a largo plazo podría encontrarse en una situación en la que cierta vez se encontró América Latina o Grecia, país que desgraciadamente ha sido comprado con todo y vísceras.

Rusia enfrenta el nazismo promovido por EEUU y la UE en Ucrania

La gran máquina propagandística que EEUU y la UE poseen, no ha logrado ni logrará desacreditar a Rusia en lo que respecta a la crisis política por la que atraviesa Ucrania pues, los hechos hablan por sí solos.

Hagamos un poco de memoria. Con la bendición de EEUU y los países miembros de la OTAN, en agosto de 2008, durante los JJOO realizados en Pekín, Georgia emprendió una aventura bélica y genocida contra Osetia del Sur, lo que obligó a Rusia a imponer la paz en esa región del Cáucaso Sur y reconocer oficialmente, junto con varias naciones, a Osetia del Sur y Abjasia como nuevos Estados de la comunidad internacional.

Durante el ataque, el ejército georgiano perpetró delitos de lesa humanidad contra la población suroseta, en su mayoría rusa, pero EEUU y sus aliados no lo consideraron así. Es decir el tema de los DDHH en esta parte del mundo les importa poco o nada.

Cabe precisar que Osetia del Sur y Abjasia son repúblicas limítrofes con Rusia, las cuales tras la desintegración de la Unión Soviética, en 1991 proclamaron su independencia de Georgia.

EEUU y la UE, en otro caso que debemos recordar, apenas se manifestaron, solo por cumplir, acerca de la brutal represión de protestas estudiantiles que tuvieron lugar en 2013 en el parque Gezi, en la céntrica plaza de Taksim, ubicada en Estambul, Turquía.

En esa ocasión, en la que hubo heridos de gravedad y muertos, los ex cancilleres de Alemania y Canadá, Guido Westerwelle y John Baird respectivamente, así como la ex jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, y un sinnúmero de políticos europeos entre otros ni se les ocurrió llegar a ese país para apoyar a los inofensivos manifestantes.

Al parecer el tema de la violación de los Derechos Humanos en Turquía, en concreto, de los que protagonizaron las mencionadas protestas pacíficas, no les importó. Algo parecido se observó en las protestas que tuvieron lugar en Gran Bretaña, Grecia y hasta en las organizadas por el movimiento Ocupar Wall Street en el mismo EEUU.

Pero sí les importó la “violación” de los DDHH de los gamberros, de los miembros de partidos políticos nazistas que cometieron actos de violencia en la plaza Maidán (Independencia), ubicada en el centro de la capital ucraniana, Kiev, tras la decisión de Víktor Yanukóvich, de posponer la firma del Acuerdo de Asociación y Libre Comercio con la UE.

Finalmente, la derecha y la ultraderecha llegan al poder, lo que motivó que algunas regiones del sureste de Ucrania incluida la República autónoma de Crimea expresaran su rechazo a las autoproclamadas nuevas autoridades

En el caso de Crimea, ésta decidió terminantemente en marzo de 2014 reincorporarse a Rusia para salvarse del genocidio; conservar su cultura y lengua, lo que coincidió con el deseo de la población de la península de nuevamente ser parte de la potencia euroasiática siguiendo las normas del Derecho Internacional.

Crimea ocupada

Por qué los libertadores, los defensores de los Derechos Humanos, de la Democracia y de la Libertad de Expresión, EEUU y la UE no lucharon contra la situación de ocupación en la que vivía la población de Crimea.

Por qué la prensa occidental no hizo lo posible para explicar cómo es que Crimea resulta ocupada por Ucrania; para saber más de su historia y explicar a la comunidad internacional que el estatus de la península no gozaba de legalidad alguna como parte de Ucrania.

Acaso no sabe que el Imperio Ruso liberó  Crimea del yugo turco en 1774; que en 1783 la península pasó a formar parte del Imperio; que en 1921 pasó a formar parte de la Rusia soviética y que la gran mayoría de la población en ese lugar es de nacionalidad rusa.

Con el objetivo de justificar las fechorías de Estados Unidos y sus aliados en el mundo y no perder millones de dólares, esa prensa omite información que contribuiría a descubrir que Crimea y su población, el 19 de febrero de 1954, en pleno siglo XX, por decisión del Partido Comunista de la Unión Soviética Crimea pasa de la Rusia Soviética a formar parte de la Ucrania soviética, fueron prácticamente regalados como simples cosas.

La cesión de Crimea tuvo lugar como una cuestión netamente interna de la desaparecida Unión Soviética, sin la realización de algún referendo o encuesta para darle un matiz democrático a la misma; no gozó de reconocimiento internacional alguno, por último.

Es más, Ucrania, al parecer, no ha registrado oficialmente la demarcación de sus fronteras con Rusia después de la desintegración de la URSS, según el presidente de Kazajistán, Nusurtán Nazarbayev, tal como lo hicieron las Repúblicas que la conformaron y que ahora forman parte de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).

De ser ese el caso, todo lo que ocurra en las autoproclamadas Repúblicas de Lugansk y Donbás y la península de Crimea, ahora parte de Rusia, puede ser considerado como que ocurre dentro del territorio de la potencia eslava, ya que es la heredera de la ex Unión Soviética en la que Ucrania figuraba como distrito administrativo.

En la situación de Crimea se hace de manifiesto nuevamente el doble estándar de la política exterior de EEUU y sus aliados pues, todo este tiempo Occidente ha guardado silencio al respecto.



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