La junta militar que tomó el poder en Myanmar el 1 de febrero pasado anuló los resultados de las elecciones realizadas en ese país el 8 de noviembre de 2020, en las que Liga Nacional para la Democracia (LND) alcanzó 920 (82 por ciento) de los 1.117 escaños en disputa.

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Según reportes de prensa, la líder de la LND y consejera de Estado, Daw Aung San Suu Kyi, quien se encuentra detenida desde el golpe de Estado, manifestó que la anulación de los resultados es un insulto al pueblo.

Agregó que las personas contratadas por la junta militar para actuar como comisión electoral ignoran la voluntad popular y las leyes. Subrayó que no existen pruebas sólidas que confirmen la existencia de irregularidades en los comicios.

Para los líderes de la LND, la anulación de las elecciones (las segundas desde la caída en 2011 del régimen militar) constituye una maniobra para legitimar el golpe de Estado, disolver esta formación política y procesar a sus dirigentes por traición.

En febrero pasado, el líder de la asonada, general Min Aung Hlaing, ordenó a la Comisión Electoral de la Unión (UEC), ente nombrado por los militares, la revisión de las listas de votantes y las boletas en los 315 municipios del país.

Luego de meses de trabajo, la UEC dio a conocer que supuestamente halló más de 11 millones de votos fraudulentos (un tercio del total de sufragios emitidos) e irregularidades en el padrón electoral, lo cual contradice declaraciones de observadores locales e internacionales que monitorearon las elecciones.

A partir de la revisión hecha por la UEC, los líderes golpistas opinan que se cometió fraude, y que las elecciones no fueron justas y libresv ni se ajustaron a la Constitución y a las leyes.

En los comicios de noviembre de 2020, la principal fuerza política de oposición, el Partido Unión, Solidaridad y Desarrollo (USDP, apoyado por los militares) solo obtuvo 71 escaños (6,4 por ciento) del total en disputa, así como 24 curules de las 368 del Legislativo.

La sociedad civil de Myanmar se movilizó contra el golpe de Estado y protagonizó protestas masivas en todo el país asiático. La represión de la junta militar dejó hasta el momento un saldo de 6.928 personas detenidas y 934 asesinadas, según la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP).