Dominio terrorista y violencia interétnica son algunos de los resultados negativos que expone la crisis de seguridad en Mali, donde este domingo se llevarán a cabo elecciones presidenciales.

Ya la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas alertó sobre el aumento de la violencia entre etnias en la región central del país africano; donde dominan los terroristas.

La inestabilidad persiste desde 2012 tras el golpe de Estado que depuso al presidente Amadou Toumani Touré. La ausencia de gobernabilidad en el norte y el centro permitió a los grupos terroristas tomar el control de las zonas.

Al menos 289 civiles han fallecido, solo en lo que va da 2018, por pertenecer a determinadas comunidades o por ser apuntados como objetivos de células que operan con total impunidad.

El recrudecimiento de la violencia en Mopti (centro) causó el desplazamiento de una población civil que ya era vulnerable a causa de la falta de protección y servicios sociales básicos del Estado.

Intervención occidental

Desde 2013 por medio de la Operación Barkhane, Francia interviene militarmente en Mali y otros países vecinos para "frenar el avance de los terroristas".

Miles de efectivos militares, vehículos blindados, aviones de transporte táctico, aviones de combate e incluso vehículos aéreos no tripulados (drones) fueron desplegados por orden del expresidente francés François Hollande.

En la actualidad una misión no ejecutiva de la Unión Europea funciona en el país "para ayudar", sostuvo en enero pasado la exministra española de Defensa, María Dolores de Cospedal.

Según la exministra la comunidad europea está allí para "luchar contra el terrorismo que amenaza con apoderarse este país y para poder vivir en paz".

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