Aseguró que las sanciones occidentales procuran inducir al hambre y a generar malestar. Agregó que la mayoría de los Estados miembros de Naciones Unidas no se ha unido a ellas y que un grupo de ellas reforzaron sus lazos entre sí para evitar daños y hacerse más fuertes.

Valoró que estas medidas restrictivas unilaterales crearon problemas no previstos por Occidente, como el déficit de fertilizantes, calculado en más de 2 millones de toneladas. Dijo que ello ha precipitado a una crisis a los agricultores, en especial a los más pobres, y reducido la producción de alimentos, algunos de los cuales han visto crecer sus precios cerca de un 300 por ciento, acotó.

Refirió que esta política de máxima presión también tiene consecuencias concretas en la cotidianidad de los pueblos de Occidente y que se prevé que los ciudadanos de a pie enfrenten un duro invierno debido a las sanciones contra sector del petróleo y el gas ruso.

Aseguró que Occidente solo emplea a Ucrania, a cuyo pueblo calificó como hermano, como juguete de sus intereses geopolíticos frente a la realidad innegable de que hay millones de personas en Donbás que hablan el idioma ruso.

Responsabilizó a Occidente por generar una Revolución de Colores en Ucrania en 2004 y con posterioridad alentar a un genocidio por casi ocho años contra la población civil del Donbás.