Los conductores de autobuses y trenes de Alemania llevaron a cabo una huelga en siete estados federales para exigir mejoras salariales frente a la creciente inflación que afecta a la nación europea.

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El sindicato del sector de servicios Ver.di convocó al paro, que detuvo el transporte en casi la mitad de los estados, incluyendo los más poblados, Renania del Norte-Westfalia, Hesse, Baden-Wurtemberg y Baviera.

Las protestas se producen como una medida de presión en el marco del conflicto salarial que afecta a unos 2.5 millones de empleados del sector público, que exigen un aumento salarial del 10,5 por ciento o un incremento mínimo de 500 euros al mes.

De igual forma, los trabajadores denunciaron el mal estado del transporte. La vicepresidenta de Ver.di, Christine Behle, señaló que “los ministros de transporte federales y estatales han estado hablando desde 2019 de duplicar el transporte público para 2030”.

No obstante, la dirigente apuntó que “después de años de discusión, todavía no se sabe de dónde debería provenir el dinero para esta expansión, y mucho menos una estrategia de expansión”.

La semana pasada se produjeron negociaciones colectivas entre el sindicato y el Gobierno, las cuales no permitieron un acercamiento y la materialización de un acuerdo.

El paro de los transportistas coincide con otra jornada de movilizaciones por el movimiento contra el cambio climático "Fridays for Future", el cual llevó a cabo más de 250 protestas en todo el país agravando la situación de la movilidad.