El asalto al apartamento del organizador de los ataques del pasado 13 de noviembre en París y la posterior muerte del principal implicado de los atentados, Abdelhamid Abaaoud, fueron posibles gracias a una mujer musulmana que alertó a la policía sobre los planes del terrorista.

Aunque su identidad está protegida por temor a una represalia de los miembros del autodenominado Estado Islámico (Daesh en árabe), se sabe que quien lo delató es una mujer que vivía con la prima de Abaaoud, Hasna Aitboulahcen, a quien el terrorista pidió ayuda antes de continuar con sus ataques.

Los tres se encontraron el 15 de noviembre, dos días después de los atentados, en Aubervilliers ubicado en las afueras de París y allí Abaaoud les habló sobre lo ocurrido en París: las matanzas de la sala Bataclan, las explosiones en el Estadio de Francia y los tiroteos en bares y restaurantes.

>> Detienen a cinco sospechosos de los ataques en Bruselas

Lejos de arrepentirse, Abaaoud respondió que lo de París no era "nada" y habló de sus siguientes objetivos. Para poder concretarlos, les dio a las mujeres cinco mil euros para comprar ropa elegante, con la que intentaría pasar inadvertido durante su próximo ataque en el distrito financiero parisino.

Fue entonces cuando la testigo actuó. Tras dejar a Aitboulahcen lo suficientemente borracha como para que no se percatara de lo que ella hacía, llamó a los investigadores franceses.

"Es importante que el mundo sepa que yo también soy musulmana y que lo que Abaaoud y otros hicieron no es lo que enseña el islam", explicó.

>> Suman 355 muertes por atentados en el mundo durante un mes

De inmediato, intervinieron el teléfono de la prima del terrorista y la siguieron. Fue así que, dos días después, descubrieron el apartamento que había alquilado para coordinar el proceso de los ataques. Cuando irrumpieron, se produjo el enfrentamiento que terminó con la vida de ambos.

Luego, al investigar el teléfono de Abaaoud, las autoridades francesas descubrieron fotos y vídeos de distintos sitios de Birmingham, en el Reino Unido, donde había estado en agosto pasado para planear nuevos ataques.