José tiene 7 años, de origen colombiano asiste al segundo grado de una escuela pública en el condado de Queens, Nueva York. Hace 7 meses fue diagnosticado con el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad.

Según indicó la maestra de José a los padres del niño, este no podía estar quieto, ni prestar atención. ``Quería jugar con sus amigos’’, cuenta Sandra la madre del pequeño.

José está dentro del 11,2% de los varones entre 4 y 17 años afectados por ese síndrome. Mientras el porcentaje que afecta a las niñas es el 5.6%.

Según el Centro Federal de Control y Prevención de Enfermedades hubo un aumento de este síndrome: en 2003 era 7,8%, en 2007 9,5%.

Afectando a un 14% más a los niños que reciben medicación (seguro que otorga el gobierno).

Concomitante a estas cifras también se incrementó el uso de medicamentos como Ritalin y Aderall ( 2007, 4,8% y en 2011 6,11%) usado para la eliminación de síntomas.

En cuanto a los costos sociales de este síndrome en el año 2005, fueron entre 36 y 52 billones de dólares. Aproximadamente entre 12.000 y 17.458 dólares anuales por niño.

Pero ¿cuáles son los factores y cómo surgió este síndrome? En 1935 los médicos en Estados Unidos trataron ya de explicar los orígenes de problemas de concentración y conducta de un grupo de niños en una escuela primaria, a través del síndrome post-encefálico. 

Este diagnóstico no trascendió porque esos niños nunca habían tenido encefalitis.

Pero en los años 60, uno de los más prestigiosos psiquiatras norteamericanos de la época, León Eisemberg, quien estaba a cargo del Departamento de Psiquiatría del Hospital General de Massachusetts en Boston, realizó estudios y determinó que las causas de la hiperactividad eran genéticas, justificando con este planteamiento el uso de medicación para contrarrestar los síntomas.

Tanta trascendencia tuvieron sus aseveraciones que en 1968 se incluyó la "reacción hipercinética de la infancia’’, ahora conocido como Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad en el Manual Diagnostico y Estadístico (DSM).

Aunque por muchos años estas afirmaciones tuvieron éxitos, especialmente entre las asociaciones de psiquiatras y los laboratorios, aparecieron otras voces exclamando que este síndrome no existe.

Tal es el caso de Joseph Knobel Freud, psicoanalista y sobrino político de Sigmund Freud, quien afirmó que ``si Ritalin fuese gratuito no existiría la hiperactividad, esto es un fracaso de padres y maestros’’

Ritalin no solo no es gratuito sino genera cifras millonarias al Laboratorio Suizo Novartis, que lo produce y que en el 2010 le generó 48.806 billones de dólares de ganancia.

El aumento en los últimos años de hiperactividad ha dado lugar a numerosas declaraciones e investigaciones. James Swanson, profesor de Psiquiatría de la Universidad de Florida remarcó "no es posible que uno de cada cinco niños de escuelas secundarias sea diagnosticado con hiperactividad’’.

"Si empezamos a tratar a los niños con píldoras serán adictos’’. Seguramente el doctor Swanson apoyó sus palabras basado en los datos del Departamento de Narcóticos de Estados Unidos, que incluye Ritalin y Aderall en los narcóticos clase 2, como la cocaína y el oxycontin.

Ante el aumento del uso de medicaciones, el Dr Ned Hallowell, psiquiatra infantil y autor de libros sobre hiperactividad, quien años antes era defensor de Aderall y sugería que el uso de este medicamento era inocuo como una aspirina, en el último periodo de tiempo ha cambiado de opinión y señala que ``es peligroso el uso tanto de Ritalin como de Aderall para el normal funcionamiento de la salud mental de los niños’’.

Otro factor importante asociado con el diagnostico de hiperactividad es la falta de recreos en las escuelas norteamericanas.

Según estudios realizados por La Universidad de Illinois, Chicago, solo el 70% de las escuelas ofrecen 20 minutos de recreos a los niños. El 17,9% otorga 150 minutos por semana de educación física. Solo Missouri y Luisiana tiene recreos obligatorios, el 40% de las escuelas del país han modificado o suprimido los recreos.

Mientras aumentan las clases de matemáticas y lectura, desaparecen o disminuyen recreos, música y estudios sociales. Los niños de este país tienen solo 26 minutos promedio de recreo por día.

Aunque algunas voces están en contra de estas medidas, como la Asociación Nacional de Pediatría, quienes opinan que los niños necesitan recreos para desarrollar una vida más sana e interactuar socialmente, todavía niños como José padecen la falta de recreos en las escuelas, que seguramente influye e incrementa el diagnóstico de hiperactividad y el uso de medicamentos.

Quizás habrá que prestar atención a las palabras que dijo en el 2009 antes de su muerte el Doctor León Eisemberg al semanario alemán Der Spiegel. “Creé una enfermedad ficticia, el desorden de hiperactividad , para justificar la venta de medicación, los psiquiatras tienen que buscar los factores psicosociales que llevan a determinar las conductas.’’