Neogranadinos en Venezuela son bien amados
En Venezuela hay más de cinco millones de ciudadanos colombianos censados y documentados, sin contar los cientos de miles que han pasado nuestras fronteras de manera irregular, indocumentados, lo que demuestra en la práctica, que el sueño de una sola Patria, la Gran Colombia del Libertador Simón Bolívar y el de integración latinoamericana y caribeña del Comandante Hugo Chávez, se están haciendo realidad, gracias a la acción decidida de nuestros líderes de este nuevo mundo multicéntrico y pluripolar, entre los que se encuentra el obrero chavista, Nicolás Maduro, a quien la intriga de las burguesías de ambos países, atacan arteramente, como lo hicieron contra Bolívar, luego contra Jorge Eliécer Gaitán, Luis Carlos Galán y también, contra el Comandante Chávez.
Ahora, resulta que ante el sinnúmero de delitos que se venían cometiendo a la vista de todos en territorio venezolano del lado de la frontera, tales como, contrabando de extracción de gasolina y lubricantes hacia Colombia, secuestro, sicariato, extorsión, abigeato, cobro de vacuna, bachaqueo, prostitución, mercado ilegal de divisas del narcotráfico, prostitución de menores, entre otras menudencias, el gobierno revolucionario ha tenido que actuar ajustado a derecho y con un cuidadoso celo por los Derechos Humanos (DD.HH.) y ha decidido cerrar la frontera hasta que se establezcan bases sólidas, junto con el gobierno colombiano, para convertirla en un territorio de paz y productividad, en las que todos ganemos, preocupación que no pareciera perfilarse en el vecino gobierno neogranadino, el que se ha quejado de recibir a sus connacionales que han sido deportados, porque no andaban en nada bueno en nuestro territorio, muchos de ellos, indocumentados con antecedentes penales y paramilitares sembrados por el narco ex presidente y actual senador, Álvaro Uribe Vélez quien es el autor intelectual del asesinato del Diputado Robert Serra y de María Herrera en octubre del año 2014 y de otros delitos que más temprano que tarde saldrán a la vista de todos. En la frontera con Colombia, delincuentes colombianos en complicidad con nacionales acaban masacrar a unos jóvenes soldados nuestros, hijos del Pueblo.
El caso es que los más de cinco millones de neogranadinos que hoy viven en Venezuela, no son traidores a su Patria, sino que llegaron a estas tierras huyendo de la violencia activa y pasiva, que el gobierno de su país y su burguesía no han sido capaces de conjurar.
Todos nuestros hermanos colombianos que están viviendo hoy en Venezuela son víctimas y desplazados, quienes salieron huyendo de Colombia y han dejado todo lo que tenían, porque entre el narcotráfico y los paramilitares, han acabado con la paz y los han obligado a alzarse en armas a unos, como las FARC-EP y el ELN, mientras otros, los que las balas y las fosas comunes no los alcanzaron, llegaron a estas tierras, incorporándose al desarrollo nacional, lo que hermosamente, ha devenido en un sincretismo cultural, en el que hemos asimilado como nuestros, sus platos típicos, hemos aprendido de sus artes y tantos gratos oficios, porque los colombianos que aquí viven, son trabajadores y nos han transmitido el gusto por la cumbia y el vallenato, no sólo en los sectores populares, sino también, en el este de Caracas y los sectores de la pequeña burguesía criolla en donde escuchan el nuevo vallenato 2.0, sin rubor alguno.
También, gracias al Comandante Chávez y ahora por una preocupación especial del Presidente Nicolás Maduro, los colombianos son tratados como iguales y como muy nuestros, razón por la cual, aquí no es extraño, ni extraordinario, simplemente, cotidiano, que a cualquier colombiana o colombiano se le de vivienda digna, créditos del Estado, acceso a una educación digna y sus hijos porten una Canaimita, mientras los más crecidos pueden ir a nuestras universidades públicas y todas o todos pueden ir a los centros de diagnóstico integral (CDI), sencillamente, porque en Venezuela, las mujeres, hombres, niñas y niños colombianos son bien amados, como no sucede en Colombia, a pesar de voces silenciadas por la violencia y la muerte, que han luchado por el buen vivir y el vivir bien, es decir, en paz, como la gran exigencia que ha planteado el presidente Nicolás Maduro.
Aquí, en Venezuela no puede haber un colombiano o una colombiana mal parados, porque enseguida alguna o algún criollo se enamora de ellos y hacen hogares lindos, dejando atrás tantas cosas bellas de sus pueblos de origen y tantas cosas malas que sus gobiernos no han sabido darles. Aquí sentimos como nuestra a Piedad Córdova en cada espacio en el que defiende la vida y la paz. Aquí en Venezuela hay familia de nuestro amado Gabriel García Márquez (el Gabo) y sabemos que su Macondo es nuestro. Desde aquí nos sentimos orgullosos de que el Secretario General de la UNASUR sea el ex presidente neogranadino Ernesto Samper, porque lo sentimos nuestro, hijo de Bolívar.
Aquí, en Venezuela, anhelamos que las FARC-EP y el ELN lleguen a acuerdos con el Pueblo y se desmovilicen, para seguir siendo la opción libertaria de Colombia, porque su Pueblo sabe y siente que ellos no son ningún “grupo terrorista”, como lo venden desde los medios colombianos al servicio de la palangre. A los neogranadinos simplemente los sentimos nuestros, porque son nuestros. Ni Bolívar, ni el Comandante Chávez, han arado en el mar. Por esto un hermano colombiano me decía hace pocos días, cuando escuchaba al Presidente Nicolás Maduro, que él estaba dispuesto a ofrendar su vida en defensa de ésta, su amada y segunda Patria, hecho que no sucederá porque somos territorio de vida y de paz, las dos grandes cosas que junto con nuestro amor hemos ofrecido a todos los neogranadinos que viven en Venezuela. Somos la Gran Colombia.