Chávez duele y vive
Apenas este cinco de marzo del dos mil dieciséis (05/03/2016), se cumplen tres años de la muerte del líder de la revolución bolivariana y socialista, Comandante Hugo Chávez. Al día de hoy afloran lágrimas de impotencia por la irreversibilidad de la muerte, aunque el velo de la ignorancia arrope la esperanza de muchos en vida eterna y la desesperanza vendida por la derecha filofascista pretenda gritarnos que el Comandante ya no está para siempre.
Hoy, estamos en una paradoja, porque aunque sin la presencia física del Comandante Hugo Chávez, el está en nuestra vida cotidiana en todo, extrañando, por supuesto, la complejidad de hombre fuera de tiempo, sobre todo, de hijo del Pueblo, quien ya no es Chávez, porque Chávez es un Pueblo, ése al que amó y por el que entregó su vida, dejándonos todo su legado y las compuertas de la libertad y del buen vivir, abiertas como el horizonte llanero que lo vio crecer en Venezuela.
Ese legado que es la trascendencia y la eternización del Comandante Chávez, ha sido atacado por los sepultureros del nuevo mundo multicéntrico y pluripolar, desde antes de que el Comandante soltara su último aliento. El Comandante Chávez entregó su vida por el Pueblo. Y ese Pueblo ha sido atacado con todas las armas posibles, por los que buscan liquidar toda posibilidad de que un hijo del Pueblo, un obrero como Nicolás Maduro, lleve a buen puerto la revolución bolivariana, socialista y chavista, a pesar de subterfugios y agresiones que han costado la vida de dirigentes de la revolución y, sobre todo, de anónimos hijos del Pueblo, a quienes han asesinado en medio del dolor que nos ahogó la desaparición física del Comandante Chávez, a los que hemos enterrado con consignas como aquella de que vivirán en nosotros, aunque su futuro no ha sido más que tres metros de tierra por encima y una placa de cemento. Pero, la esperanza y la alegría contagiosa del Comandante Chávez nos han librado de toda necrosis y tanto dolor.
Por todo lo que con Chávez hemos vivido los pobres, los jediondos, las mujeres, los enfermos, sexodiversos, ancianos, la bella juventud y la nueva clase emancipada del buen vivir y del vivir bien, podemos decir que, recordando la sonrisa, locuacidad e ingenio del Comandante Chávez, que él vive en nosotros, aunque llevamos el dolor de su ausencia y la certeza de que su legado está dando frutos y echando raíces que el fascismo no podrá desaparecer de la faz de la tierra, ni aunque cobardes manden a botar sus fotos porque sienten que la mirada del Comandante les persigue en su obsesión por el poder y la riqueza en manos de las oligarquías a las que el Comandante enfrentó.
Tal vez, siga oliendo a azufre, por tanta injusticia e iniquidad. Pero, desde cada rincón del mundo emancipado, el pensamiento y la acción de Hugo Rafael Chávez Frías, el arañero de Sabaneta, están más vivos que nunca, porque eso era, es y seguirá siendo el Comandante Chávez: Pueblo. Con la lágrima y el dolor, los de Chávez resistimos los ataques arteros de la derecha, enfrentamos la Executive Order y seguiremos teniendo Patria, junto a Nicolás Maduro, pase lo que pase.