Al menos 60 civiles murieron en Siria tras los bombardeos aéreos realizados por la coalición liderada por Estados Unidos (EE.UU.) en la parte oriental de la provincia Deir ez Zor.

Durante el ataque hubo decenas de heridos, la mayoría de ellos niños y mujeres. Los bombardeos de la alianza también causaron severos daños en viviendas, un hospital y complejo deportivo.

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La acción de la coalición generó una respuesta del Gobierno sirio que decidió enviar dos cartas al secretario general del Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, y al presidente del Consejo de seguridad de este organismo, Elbio Rosselli, donde manifiesta su rechazo contra las acciones de la coalición internacional que ocasionaron la muerte de civiles en las provincias de Deir Ezzor, Alepo, Al Raqa y Hasaka.

Damasco también pidió al Consejo de Seguridad de la ONU, "cumplir sus obligaciones para garantizar la paz y la seguridad internacional, cesar los crímenes de la coalición contra el pueblo sirio, así como obligar a todos los países a observar las resoluciones del Consejo de Seguridad sobre la lucha contra el terrorismo".

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El Gobierno de Bashar Al-Assad exigió que se de un alto a los crímenes de la coalición que desde 2014 actúa en Siria sin contar con la aprobación del Gobierno.

Ataques de la coalición internacional

Al menos 289 civiles murieron el pasado mes de julio en Siria debido a ataques de la coalición internacional, liderada Estados Unidos (EE.UU.). 

Los bombardeos de la alianza internacional se convirtieron en la principal causa de muerte de los civiles en Siria durante el mes de julio, tiempo en que perdieron la vida un total de 656 personas, de las cuales 154 eran niños y 110 mujeres.

Los ataques también causaron la muerte de 255 miembros de las filas leales al Gobierno de Damasco, 320 miembros de milicias progubernamentales sirias, así como la caída de 16 combatientes pertenecientes al grupo chií libanés Hizbulá y 47 chiíes de otras nacionalidades.