Clan Úsuga en Colombia
Al menos 9 mil 355 kilos de cocaína de alta pureza, pertenecientes a Roberto Vargas, alias Gavián del Clan Úsuga, fueron incautados por la policía de Colombia este fin de semana.
Un policía de Inteligencia de la Dirección Antinarcóticos logró infiltrarse en la finca La Aurora, en Turbo (Antioquia) y durante tres meses laboró como jornalero en cultivos de plátano sin despertar sospechas.
El uniformado reunió información clave, como el lugar de almacenamiento de la droga, que estaría escondida en una caleta subterránea dentro de una de las casas que comprende el caserío de al menos 50 ranchos de madera dentro de la finca.
Durante el tiempo que estuvo en el lugar, el policía pudo confirmar que "la droga provenía de nueve grupos, que son organizaciones menores que están ayudando a surtir al Clan Úsuga".
Además dejaba mensajes en puntos estratégicos acordados con las autoridades para continuar con la investigación.
En uno de los últimos mensajes, el policía dice que "Gavilán" está paranoico por la recompensa de 500 millones de pesos (150 mil dólares) que ofrecen por él y que teme que su propia gente lo traicione. Posteriormente, anunció: "Yo creo que es hora de entrar".
El allanamiento
Desde el sábado 14 de mayo se registró gran movimiento en las bases de la Policía en Bogotá y en Medellín. A las 2 de la mañana del domingo 15, los comandos ingresaron a la finca.
En la entrada de la casa-caleta encontraron mil 600 kilos de cocaína listos para embarcar. Allí lograron tres capturas y otras tres personas huyeron.
El hallazgo del cargamento más grande (nueve toneladas) se produjo por el fuerte olor a cocaína en el lugar.
Así fue la gran incautación de droga al #ClanÚsuga pic.twitter.com/r60Y0p4nge
— Policía de Colombia (@PoliciaColombia) 15 de mayo de 2016
La acción policial hace parte de la ofensiva nacional de 100 días contra distintas manifestaciones del crimen organizado, como el microtráfico, la microextorsión, el hurto de celulares, el atraco callejero, el contrabando, el narcotráfico y la minería ilegal, ordenada por el presidente Santos y reforzada esta semana durante la II Cumbre del Cuerpo de Generales.
¿A dónde iba la cocaína?
De acuerdo a las autoridades colombianas, el destino de la cocaína que está valorada en más de 250 millones de dólares, ya estaba lista para ser sacada por el mar Caribe hacia Centro América y de allí al mercado de Estados Unidos.
La frontera de Panamá, recientemente cerrada para inmigrantes sin debida documentación, también era blanco del Clan Úsuga, quienes planificaban el traslado de "narco-mulas" desde Colombia a Estados Unidos, pasando por Panamá, donde no habían restricciones de ingreso.
Al menos 5 mil dólares les pagaban a los extranjeros para la travesía, en la que estaba incluida el pago de los temidos "coyotes" mexicanos que manejan el paso por la frontera con EE.UU.
Lo que se había comprobado era que la mafia utilizaba a indígenas para esa labor, aprovechando la miseria casi endémica en todo el territorio.
Las acciones
Migración Colombia, la Armada y la Policía han buscado frenar el paso de migrantes ilegales y el tráfico de cocaína.
"En las leyes internacionales se habla de país de origen y de país destino, pero no se tiene en cuenta a los países de tránsito de droga como Colombia y Panamá; en este caso, somos víctimas de esta actividad ilegal", dijo Cristian Kruger, director de Migración Colombia.
Kruger advierte que los migrantes son víctimas, en su mayoría del clan Úsuga.
Desde el 2012 hasta el pasado mes de abril, se han detectado en Colombia 17 mil 647 casos de migrantes ilegales (narco-mulas). Tan solo en el 2015 fueron identificados 8 mil 855 casos. Desde abril 2015 al presenta, ha habido un incremento del 223 por ciento.
Los narco-mulas pueden viajar entre uno y cuatro meses y su paso por Colombia puede costar más de 5 mil dólares por persona.
Clan Úsuga: más allá del narcotráfico
Los autodenominados "autodefensas gaitanistas", grupo paramilitar de extrema derecha de Colombia, han realizado paros armados en distintos departamentos de la nación este año. El último, en abril se hizo en 6 de los 32 departamentos de la nación, donde el 63 por ciento de los actos delictivos fueron en contra de la población civil, quienes buscan proteger sus tierras, 27 por ciento en contra de la fuerza pública y el 10 por ciento en contra de las infraestructuras.
El llamado "paro armado" sembró el miedo y revivió la sombra del paramilitarismo que el Gobierno insiste en no reconocer con ese nombre, pero sin responder quien está asesinando a los líderes sociales y de izquierda en ese país.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, después de 48 horas de terror en algunas regiones el pasado abril, insistió que de ninguna manera se le dará tratamiento político al Clan Úsuga. "Ustedes no son un grupo político, son una banda criminal dedicada al narcotráfico, extorsión e intimidación", aseguró Santos
El reconocimiento del fenómeno del paramilitarismo por parte del Gobierno es una de las exigencias de las FARC en el proceso de paz que se desarrolla en La Habana desde hace más de tres años.
Organizaciones civiles y sociales rechazaron las acciones como un golpe directo a los acuerdos de paz, además de asegurar la evidencia del paramilitarismo en Colombia.
Las bandas criminales más poderosas
El clan Úsuga, los Puntilleros y los Pelusos, son consideradas las tres bandas criminales más poderosas de Colombia que cuentan con al menos 3 mil hombres en armas.
El ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, anunció la semana pasada "la aplicación de toda la fuerza del Estado, sin excepción, a los grupos armados organizados o los grupos que tengan mayor capacidad hostil contra la instituciones y la población, a quienes tengan campamentos, a quienes tengan armas largas, a quienes tengan uniformes y presencia en el territorio nacional".
El Clan Úsuga es el más grande del país, con más de 2 mil 500 hombres en armas, 120 de ellos en el Meta y Guaviare, mientras que el bloque Libertadores del Vichada y el bloque Meta, suman 135 hombres en armas.
Las claves del bombardeo
Con las bandas se utilizarán los mismos exigentes protocolos que hoy se aplican en el caso de los grupos insurgentes y que en más de una ocasión han llevado a la decisión de abortar una operación con el objetivo plenamente ubicado por el hecho de que en el lugar hay civiles que también serían afectados.
1.- Códigos Alfa y Beta: La Fuerza Aérea usa el código Beta para los bombardeos, que son operaciones planeadas en las que los aviones más usados son los Tucano.
También se usa el código Alfa Charlie, que significa vía libre para ametrallamiento o lanzamiento de cohetes, que se hacen desde aviones y desde los helicópteros Arpía, en su versión repotenciada.
2.- ¿Cuándo abortar una operación?Cuando se pueda ver afectada la población civil.
3.- Operaciones inteligentes: todas las operaciones son grabadas por aviones inteligentes de la Fuerza Aérea.
Según las autoridades, en lo corrido de 2016, los capturados superan los 300, de ellos, 16 serían "cabecillas de segundo y tercer nivel".
Contexto