Es impresionante. Por fuerza de los bancos, en República Dominicana se adoptó en 2001 el modelo de pensiones que en Chile impuso Pinochet 30 años antes. Un modelo basado en la exoprivatización de derechos sociales fundamentales, regidos por empresas financieras llamadas AFP y en manos de bancos, y con la lógica de la capitalización individual.

Hoy la presidenta Michelle Bachelet anuncia al país un nuevo sistema que incorpora la “equidad” y la “solidaridad”, supuestamente mixto y tripartito, en que ya los chilenos y chilenas no se las “arreglarán solos”.

¿Va a funcionar esto? ¿En realidad tiene alguna novedad prometedora?

Pues resulta curiosísimo que sea ahora Chile quien copia a quien le copió, República Dominicana, y con ello prometa mejores pensiones.

Sí, porque en primer lugar en República Dominicana hace rato que existe una AFP estatal, impulsada por Bachelet con el eufemismo de Consejo de Ahorro Colectivo. La AFP estatal dominicana, bajo el control del Banco de Reservas -equivalente al Banco Estado chileno- funciona con la misma lógica que lo hará el Consejo propuesto por Bachelet: las platas van a cuentas individuales. Como en cualquier banco, solo que a no financiar capitales privados. Pero insistimos: la lógica es la misma, la capitalización individual “heredable” ahora no se toca. Cada quien se tapa con su propia frazada.

Por otro lado, se anuncia con bombos y platillos que ahora los empleadores en Chile van a aportar. Pero eso en República Dominicana sucede hace tiempo. Como se puede ver en esta tabla, aportan casi el 66% de las cotizaciones de “seguridad social” (que no tienen nada de social), que van a las ISAPRES (ARS) y AFP dominicanas. El aporte total al sistema es de 20.70% del salario, de lo cual los empleadores aportan el 14.97%. Mucho más que el pírrico 5% propuesto por Bachelet, casi tres veces superior.

Por último, se habla de que una partida de lo aportado al Consejo de Ahorro Colectivo irá a apoyar las pensiones menos suculentas…que tendríamos que saber que son una inmensidad, pues según la Fundación SOL el 50% de quienes jubilaron en Chile en mayo 2017 reciben una pensión MENOR al salario mínimo. ¿Alcanzará el caritativo 2% para solventar tamaña crisis humana?

Pues sepan que en República Dominicana eso ya existe. Como se puede ver en la siguiente tabla, un 0.40% de todos los fondos aportados (que ya ascienden a 10 000 millones de dólares) es decir unos 400 millones de dólares se consignan para el llamado “Fondo de Solidaridad Social”. Y nada promete que será mejor que lo que se ha vivido en Chile todos estos años.

Como he podido mostrar, todas y cada una de las “reformas” que Bachelet ha propuesto al país luego de más de un año de movilizaciones y del fracaso rotundo del modelo pinochetista de pensiones, son una copia de lo que pasa en República Dominicana, país que a su vez copió de Chile el sistema ideado por José Piñera. Un sistema privatizador del derecho a las pensiones y orientado a engordar las finanzas.

¿Traerá esto a la realidad la gran promesa de “mejores pensiones” en Chile? No: Según la OCDE, República Dominicana tendrá hacia 2030 las pensiones con la peor tasa de reemplazo del continente: un 22.8% del salario promedio de los trabajadores, solo un poco peor que Chile, que andará por un 35% de tasa de reemplazo.

Olvidémonos: no hay solidaridad ni equidad posible para un sistema basado en el “sálvese quien pueda” de la capitalización individual y la administración privada, con algunas migajas repartidas para alegrar a la galería. El sistema se cambia como se atrevieron a hacer Bolivia o Argentina o será un engaño.

Los dueños de las AFP protestarán porque un pedazo de pastel ya no les tocará del todo a ellos. Y porque tienen que mostrarse firmes ante el apetito de las masas por terminar con todo de una vez. Por su parte, el gobierno, en su espíritu cabal de neoliberalismo progresista, agita la retórica de la “solidaridad” y la “equidad”, cuando en realidad es el acto de recortarle la melena a un león, limarle un poco los colmillos y ahora decirnos que es un gato manso y juguetón.

A no ceder en la pelea. No más AFP ni capitalización individual. La seguridad social es un Derecho Fundamental.