El museo de la democracia
En el Museo de la Democracia del señor empresario presidente, ¿qué presentará?
El concepto de “democracia” supone la participación de todos los ciudadanos en cuanto a sus deberes y derechos en función de asegurar el bienestar y realización de todos ellos -¡y de sus hijos! A propósito de la memoria, ¡no olvidemos eso!-. Pero sucede que los pobres y los trabajadores nunca -a excepción histórica de los gobiernos del presidente Pedro Aguirre Cerda y del gobierno de tres años de mucho esfuerzo, obstáculos y vicisitudes del presidente Salvador Allende, sin dejar de lado el trágico gobierno de Balmaceda- han podido históricamente, definir un ingreso económico justo y digno; nunca han tenido acceso a una educación de calidad; nunca han tenido acceso real a una educación superior técnica o universitaria; nunca han tenido acceso a una vivienda sólida y espaciosa; nunca han tenido acceso a una salud sensible, digna y eficaz; nunca han tenido acceso a una justicia sin los amarres a los intereses naturalmente individualistas, egoístas de los empresarios y los que tienen el Poder; nunca han ejercido el derecho a protestar sin que ello signifique la violenta represión y asesinatos impunes, como ha sucedido en nuestro país a lo largo de su historia; nunca han tenido el derecho de participar en las definiciones de las políticas institucionales del Estado, sin que por ello intervenga la policía y las FF.AA.
Y cuando el profesorado lo ejercía a propósito de sus propias responsabilidades profesionales, durante el gobierno del presidente Salvador Allende, fue conculcado con la llegada violenta y abyecta de la dictadura con el sistema oprobioso neoliberal del Estado subsidiario, apoyado significativamente por la Iglesia católica y por los políticos que se han dicho democráticos y traicionaron oprobiosamente al pueblo, que debió sufrir las consecuencias horrorosas y deleznables de esta abyecta dictadura cívico-militar.
Mas continuemos: nunca han tenido el derecho a participar en la definición global de las políticas nacionales e internacionales para establecer una Constitución del Estado que asegure el Bien Común, sin que por ello se produzcan conspiraciones cívico-militares, con el objeto de dar golpes de Estado, como sucediera en nuestra reciente historia.
Y cuando se ha definido y establecido proyectos estatales que fueran en provecho de los más desposeídos, siempre que hay crisis económicas, por usura, mal manejos financieros y ambición empresarial, no sólo para rebajar los costos, los trabajadores son despedidos y rebajados sueldos de los que permanecen en sus puesto, sino también los programas y proyectos estales mencionados los bajan y los terminan, manteniendo y profundizando la violencia inmisericorde de la pobreza y la miseria.
¿Acaso no sería mejor señor empresario-presidente “emprender” y concretar estos requerimientos y planteamientos, y para hacer patria llamar a una asamblea constituyente que establezca una verdadera Constitución democrática, sin irse por las ramas que significa un museo servil a la “democracia” de los intereses mezquinos y egoístas e individualistas o privados del gran capital empresarial y de sus esbirros, los asesinos, criminales y delincuentes de corbata y uniforme que los jueces oprobiosamente han liberado y usted ha indultado?
A esto lo invito, señor empresario-presidente, a concretar una democracia creada por, para y con los pobres y los trabajadores, eso sería una verdadera justicia social… ¡y un respeto a los derechos humanos! ¡Y una significativa e histórica democracia, que redundaría en hacer verdaderamente patria, como lo hicieron los próceres de la Independencia de Chile! ¡Cómo no decir con Abacuc°!: ¿Señor, hasta cuándo hemos de soportar que nos dominen, y por tanto, nos humillen, y denigren degradando nuestra existencia, con el ejercicio de su injusto Poder, los mediocres, los malvados e inicuos? Mas, dicen las Escrituras: “Qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia”, (Miq. 6:8). La Santa Biblia.
“La justicia de Dios separaba a los malos de los justos”, (Ne. 15:30). El Libro de Mormón. Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. “La justicia de Dios se cierne sobre vosotros, a menos que os arrepintáis”, (Alma 54:6). El Libro de Mormón. Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. °Abacuc: profeta del Antiguo Testamento.
Nota: He publicado un tercer libro que se titula: “Cuentos de la vida, el amor, la persecución y la muerte”. Ha sido considerado por mis lectores como muy bueno. Éste se encuentra en Internet, en la Editorial Chiado, y en las librerías Antártica de los Malles, en Santiago.
Efraín Zenteno Vásquez.
Santiago, septiembre de 2018.
Profesor de Filosofía y escritor