Con el advenimiento del cambio de época en América Latina fue tomando forma una suerte de nuevo consenso regional impulsado por procesos políticos de corte emancipador que fueron marcaron una tendencia de ruptura con el neoliberalismo y su corpus de ideas. Paulatinamente el eje del debate político fue desplazándose algunos grados hacia la izquierda. En el campo de las derechas, este desplazamiento implicó reconfiguraciones variadas en sus marcos de acción política que operaron tanto a nivel discursivo como programático.

A más de una década de iniciado el nuevo siglo, todavía existe una vacancia en el análisis acerca de las mutaciones al interior del universo de las derechas, que sin duda no son las mismas que a fines de los ochenta eran descriptas como “nuevas derechas” en alusión a su carácter democrático, aunque puedan presentar líneas de continuidad ideológica o programática. Incluso en aquellos países en donde son gobierno, como Colombia o México, las derechas del siglo XXI no mantuvieron ni mantienen una continuidad discursiva lineal con el neoliberalismo. No parece haber espacio en el nuevo consenso regional para proponer sin más políticas de ajuste, despidos masivos, o recortes en los programas sociales; no al menos de la manera explícita y naturalizada en que se planteaba durante los ochenta y noventa en América Latina, y como se observa en la actualidad en Europa. En aquellos países donde son oposición, el desafío es aún mayor para las nuevas derechas. Tienen en frente gobiernos con una importante legitimidad social que, entre otras cosas, han logrado recrear imaginarios igualitaristas y bienestaristas difíciles de oponerles un proyecto alternativo. Es decir, ninguna derecha se atreve a clausurar la ampliación de ciertos derechos.

En definitiva, asistimos a una nueva reconfiguración del campo de la derecha, a la emergencia de unas derechas del siglo XXI, que se caracterizan por su reacomodamiento en el contexto político y social que los oficialismos progresistas y de izquierdas han creado. Surgen nuevos liderazgos y fuerzas políticas por fuera de las tradicionales estructuras partidarias –de la misma manera que en el campo de la izquierda emergieron liderazgos como el de Chávez, Correa o Evo Morales-, mientras las que se mantienen en algunos países se ven forzadas a reacomodar sus estructuras y a releer los nuevos intereses y subjetividades.

En este escrito pretendemos continuar abriendo interrogantes que permitan abonar el análisis del accionar de las derechas en los casos de Venezuela, Argentina y Ecuador con el ánimo de comenzar a delinear una lectura regional que nos permita dar cuenta de las líneas de continuidad pero sobre todo de los componentes novedosos que aparecen en las estrategias para intentar alcanzar el poder desde la disputa electoral. ¿Cuánto hay de aquellas “nuevas” derechas que entraron en boga en el debate intelectual y político durante los años 80 y 90 en las derechas del siglo XXI? ¿Cuáles son los componentes ideológicos y discursivos novedosos que se observan en sus trayectorias de acción en los países en los que buscan acceder al poder? ¿Cuánto hay de cambio ideológico y cuánto de estrategia electoral en sus definiciones en torno al rol del Estado y las políticas de inclusión social? En definitiva, ¿a qué llamamos “nuevas” derechas en el siglo XXI?

**Publicado en CELAG