A Sebastian Piñera no le tiembla la mano, no abandona sus argumentos y refuerza su llamado a acuerdos con la clase política y empresarial, haciendo oídos sordos a las demandas del pueblo chileno.

Al parecer, el legado de Jaime guzmán (UDI) y del tirano Pinochet,  no se toca. La constitución neoliberal y el modelo económico de mercado es definitivamente, a la luz de los acontecimientos, el camino que este sector minoritario de la sociedad ha elegido para alcanzar  su objetivo estratégico, que es mantener un modelo de vida basado en un neoliberalismo económico a ultranza.

Piñera, en su última alocución, deja claro que busca dividir el movimiento social, con el único fin de fortalecer lo que está fraguando con políticos de distintos sectores y empresarios, estos es, un acuerdo interburgues, que al parecer ya esta cocinado.

Después de escuchar sus palabras, deja vislumbrar que su táctica es multimodal, es decir, remozará el modelo para dejar contentos a todos, pero siempre dentro del marco jurídico institucional de base, que es el legado ideológico del ex senador UDI Jaime Guzmán. Esto nunca estará en cuestión, por parte de la oligarquía chilena, del cual él forma parte.

Con asamblea constituyente o sin asamblea constituyente, el poder está fraguando ese llamado a un  acuerdo interburgues, que Piñera denominó “acuerdo por la paz”.

La sociedad chilena enfrenta un momento en el cual los distintos actores sociales están tomando decisiones. El movimientos social, por un lado, el gobierno por el otro, Unidad Social al otro costado, el empresariado preocupado que sus intereses no se vean perjudicados etc. etc., y el cuadro que se observa, es un tramado que al parecer  está conduciendo a reformistas políticos y sociales, hacia un pacto social que mantendrá un modelo capitalista neoliberal con algo de keynesianismo para hacerlo parecer un poquito más humano.

Las demanda de asamblea constituyente,  es ahora el tema farandulero de la prensa, buscando los mecanismos para llevarla adelante, pero siempre dentro de lo que ellos llaman “democracia”, la institucionalidad “democrática”, pero lo que no se explica a las nuevas generaciones, es que esta seudo democracia de mercado,  nació ilegitima, con una Carta Magna que se elaboró a espaldas del pueblo y sobre la sangre y la tortura de muchos chilenos durante la dictadura de Pinochet.

Es en este marco jurídico ilegal, con ciertas modificaciones durante los últimos años, que el pueblo chileno  vive, estudia, trabaja y muere. Mientras empresarios, clase política, parlamentarios y gobiernos, siguen manipulando y esclavizando al pueblo a través de la prensa, ofreciendo paz social y dialogo con una mano y con la otra reprimiendo y esclavizándolo.

El que no sepa ver, que las migajas del famoso acuerdo por la paz de Sebastian Piñera, busca adormecer por 30 años más  al pueblo chileno, nunca supo ver lo que aquí estuvo o está  realmente en juego, que es la verdadera liberación de trabajadores y pueblo, de un neoliberalismo económico perverso y depredador.

Mientras más pasan los día, se observa que Piñera y el sistema no tiemblan ante el estallido social, pues tiene claro que quienes componen la franja social en la calle y en rebelión, carecen de los elemento intelectuales que les permita reconocer el engaño, y apela al cansancio y años de historia de esclavitud e ignorancia intelectual,  de aquellos que se siente dañados por este estallido social, sin echar mano nuevamente a medidas de contrainsurgencia mayores.