Antifa: ¿Qué es el movimiento que ocupa la atención de Trump?
El presidente Donald Trump ha pedido que Antifa sea catalogada como una "organización terrorista", luego de las protestas que generó el asesinato de George Floyd por violencia policial.
"Estados Unidos designará Antifa como una organización terrorista", sentenció a través de Twitter el presidente Donald Trump, el pasado 31 de mayo. El pedido del mandatario estadounidense se da tras las protestas en más de 40 ciudades de ese país en repudio del asesinato de George Floyd por violencia policial en Minneapolis. La afirmación de Trump expuso a este movimiento que muchos desconocían hasta entonces.
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El término "Antifa" es la abreviatura de antifascista. Sus primeras expresiones como agrupación se dieron en Italia en rechazo al Partido Nacional Fascista de Benito Mussolini, que llegó al poder en 1922.
Para 1932 se acción se extendió a la Alemania Nazi, donde insurge como un movimiento en contra del nacional socialismo, al que combatían, tras el triunfo de Adolf Hitler. Ahora, Antifa ha sido registrada en muchos países, pero su presencia es más evidente en Estados Unidos, Alemania y Gran Bretaña.
A la luz de las protestas por asesinato de afroamericano #GeorgeFloydprotest, @JoeBiden lanza anuncio digital en su campaña por la presidencia de #EEUU: ¨Este país reclama liderazgo¨. ¨No avivaré las llamas del odio. Buacaré sanar las heridas raciales¨ #GeorgeFloydWasMurdered pic.twitter.com/yjfi7THhRH
— Rolando Segura (@rolandoteleSUR) June 4, 2020
Su mensaje va en contra los grupos de extrema derecha y, según explica Mark Bray, autor de Antifa: El manual del antifascismo, en el New York Times, las personas afines no descartan el eso de la violencia, de ser necesario, a la que asumen como autodefensa "a la violencia históricamente documentada que los fascistas plantean, especialmente hacia las personas marginadas”. Sin embargo, bajo el contexto de las recientes protestas en Estados Unidos, no hay pruebas de que Antifa sea responsable de las expresiones violentas.
Última década
Dos hechos marcan su presencia en estos últimos años. Por un lado, su activa presencia desde la asunción a la Presidencia de Donald Trump, -en cuya posesión generaron incidentes- y por otro, sus constantes enfrentamientos con grupos de ultraderecha, en especial en las manifestaciones de Charlottesville en 2017, cuando se registró el atropello de una multitud con un vehículo por parte de un supremacista blanco. La acción dejó un saldo de un muerto, 23 heridos y el repudio mayoritario en el mundo. Más aún cuando Trump se negó en principio a condenar la acción.
A favor de los Derechos Humanos
No se trata de un grupo estructurado -nadie asume la dirigencia- tampoco cuenta con cuadros organizados, se "movilizan" con base en convocatorias por redes, en manifestaciones que cuestionan el racismo, el sexismo, la xenofobia, la homofobia, la violencia policial, de género o cualquier otra política que atente contra los Derechos Humanos.
#ICantBreathe, "No puedo respirar", las palabras del afroamericano #GeorgeFloyd mientras un policía blanco le presionaba el cuello con la rodilla, estremecen Avenida que une la Casa Blanca y el Congreso (al fondo). #WashingtonDC pic.twitter.com/exIihZGqFs
— Rolando Segura (@rolandoteleSUR) June 4, 2020
Trump y su pedido: ¿Tiene fundamento legal?
El pedido del presidente estadounidense -declarar Antifa como organización terrorista- es el segundo en este sentido y no tiene asidero legal porque Estados Unidos carece de una ley contra terrorismo interno. Además, esta postura ha tenido criticas y cuestionamientos por diversas personalidades políticas, entre ellas, el representante demócrata Alexandria Ocasio-Cortez- tradicional adversaria política de Trump.
Ocasio-Cortez recordó su reclamo al Buro Federal de Investigación (FBI) por no atribuir dicho calificativo -grupos de terroristas internos- a los supremacistas blancos, alegando " que esa era una línea que no se podía cruzar, a pesar de la violencia clara y selectiva en la que participan, porque los riesgos para las libertades civiles eran demasiado elevados".
De su lado, la Unión de Libertades Civiles (ACLU) -por su sigla en inglés- criticó la propuesta, acotando que "el terrorismo es una etiqueta inherentemente política, de la que fácilmente se abusa y está mal utilizada".