Este sábado cientos de manifestantes  fueron reprimidos por la policía en la ciudad francesa de Nantes (oeste), en el departamento de Loira Atlántico, luego de que se reavivaran en todo el país las protestas de los chalecos amarillos contra el presidente de Francia, Emmanuel Macron.

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Como ha sido habitual, la policía contrarrestó la manifestación con gases lacrimógenos y cañones de agua. Durante la manifestación fueron arrestadas alrededor de 26 personas, según informó un portavoz de la prefectura de la ciudad.

Las protestas de los llamados chalecos amarillos, iniciadas el 17 de noviembre de 2018, en un principio denunciaban la subida de los impuestos sobre los combustibles, pero con el tiempo se convirtieron en una movimiento popular contra el actual gobierno y su jefe de estado.

Aunque Macron intentó aplacar las tensiones con contramedidas de unos 17 mil millones de euros (alrededor de 18 mil 820 millones de dólares) destinados a aumentar el salario mensual mínimo, así como a eliminar algunos impuestos y favorecer a los jubilados pobres, ahora se enfrenta a nuevas exigencias populares en torno a una reforma para fusionar los 42 sistemas de pensiones diferentes en el país, en uno solo basado en puntos.

Varios de los principales servicios del país se han visto afectados a causa de las protestas contra el gobierno, como sucedió el pasado viernes con el transporte público, cuando los trabajadores del metro se declararon en huelga a causa de la intención de reducir sus beneficios de jubilación.

Muchas de las manifestaciones han derivado en enfrentamientos con las fuerzas policiales.

Medios locales reseñan que unas 1.800 personas participaron en la manifestación en Nantes, mientras que en París alrededor de 500 personas salieron a las calles, aunque no ocurrieron incidentes violentos.