El partido Congreso Nacional Africano (CNA), que gobierna en Sudáfrica desde la caída del apartheid en 1994, solicitó este martes al presidente Jacob Zuma dimitir, tras las acusaciones de corrupción que hay en su contra. 

"Fueron necesarias 13 duras horas, pero el Comité Ejecutivo Nacional del CNA decidió revocar al presidente Jacob Zuma como jefe de Estado", reseñó la prensa. Sin embargo, Zuma no está obligado, según la legislación, a abandonar el cargo.

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Los años de mandatos de Zuma se han visto empañados por el declive económico y la corrupción, pero también por un proceso de despersonalización de los partidos políticos que lucharon contra el apartheid, sostienen los especialistas.

El analista y especialista en asuntos africanos Sebastián Ruiz indica que la petición de renuncia hecha al mandatario se debe a la supuesta lucha contra la corrupción gubernamental.

Zuma es acusado de unos 800 casos de corrupción. Al respecto, el especialista resalta que la presión política es alta, pero la social, la que se vive en las calles, es también muy elevada, razón por la cual es viable que en la próximas horas el mandatario abandone el cargo. 

Según la última encuesta de Ipsos en ese país, elaborada en 2017, el 72 por ciento de los sudafricanos considera que Zuma no realiza bien su trabajo.

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Para Ruiz, existe un proceso de despersonalización de los partidos políticos que lucharon contra el apartheid e indica que aquellas naciones que libraron procesos de lucha contra los opresores, colonialista, están descabezándose poco a poco. Ejemplo de ello lo que sucedió recientemente con el expresidente de Zimbabue Robert Mugabe, precisó.

El especialista explica que la raíz del actual malestar en Sudáfrica se debe a la confluencia del Estado y el partido, se trata de una especie de secuestro del propio partido, el Congreso Nacional Africano estaría buscando un nuevo renacer en el Gobierno.