En medio de lo que llaman niveles verdaderamente sin precedentes de hambre en Afganistán, la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR, por sus siglas en inglés) advirtió que en la medida que llega el invierno, evitar el hambre generalizada es una prioridad inmediata para el organismo mundial.

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Así trascendió al lanzar una campaña mundial de recaudación de fondos en invierno para ayudar a las familias desplazadas por la fuerza en Afganistán y otros lugares a hacer frente a los meses del año más peligrosos para la vida, el portavoz del ACNUR, Babar Baloch, lo describió como una crisis de hambre y de inanición.

Baloch informó el que se espera que las temperaturas desciendan hasta los 25 grados bajo cero, y muchas familias desplazadas carecen de refugios adecuados, primordiales para sobrevivir al frío.

Tras su reciente regreso de Kabul, Baloch dijo en Ginebra que la falta de refugios aislados, ropa abrigada, comida insuficiente, combustible para calefacción y suministros médicos son solo algunas de las privaciones que enfrentan las personas que han sido desplazadas por la fuerza.

La ACNUR está pidiendo un mayor apoyo para 3,5 millones de personas desplazadas por el conflicto dentro de Afganistán, incluidas 700.000 solo en 2021.

Según Baloch, casi 23 millones de personas, o el 55 por ciento de la población, se enfrentan a niveles extremos de hambre, de los cuales casi nueve millones corren el riesgo de padecer hambre.

Identificó como los más vulnerables a madres solteras sin refugio ni comida para sus hijos, personas mayores desplazadas que se quedaron para cuidar a sus nietos huérfanos y personas que cuidan a sus seres queridos con necesidades especiales.

Desde que los talibanes se hicieron con el control de Afganistán, la incertidumbre se ha apoderado de la población, de acuerdo al experto de la ONU.