Orientar la lucha contra el narcotráfico en Colombia hacia la captura de los grandes narcotraficantes y el decomiso de drogas, y no hacia la criminalización de los campesinos que viven del cultivo de la hoja de coca en las regiones y la fumigación con glifosato, es la estrategia del actual Gobierno en Colombia para abordar la lucha contra las drogas.

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Más interdicción marina, operaciones interdisciplinarias y trabajo conjunto con las autoridades de otros países, manteniendo a Estados Unidos como el principal aliado, donde se consume la mayoría de la cocaína producida en Colombia; y la implementación a fondo del programa de sustitución de cultivos ilegales que hace parte de los acuerdos de paz de La Habana, también son puntos clave para cambiar el enfoque para combatir una guerra que el Estado colombiano pierde desde hace varias décadas.

Petro fue recibido en la Casa Blanca por el presidente Joe Biden para hablar sobre este tema, y también para pedirle el cambio de la deuda externa por acción climática orientada a defender la Amazonía, el pulmón del mundo, de la deforestación y la degradación, en una lucha que debe ser regional; y logró que Bogotá fuera la sede de la primera Cumbre Regional por la Defensa de la Amazonía.

La ambientalista y Coordinadora de temas energéticos de Censat, Tatiana Roa, ve con buenos ojos el enfoque que el Gobierno progresista del presidente Petro quiere darle a la lucha contra el narcotráfico.

 ‘’Antes estaba centrada en el eslabón más débil de la cadena es decir en los productores de coca y Petro ha cambiado digamos esa política y creo que los resultados son bastante importantes, el debate por supuesto es muchísimo más amplio, el debate implica digamos también compromisos de los países consumidores de materia, el tema de legalización de algunos de estos productos’’, destacó.