El coordinador de Ayuda de Emergencia de Naciones Unidas, Martin Griffiths, alertó de lo que llamó deterioro de la situación humanitaria en Myanmar y cifró en más de tres millones las personas que necesitarían ayuda humanitaria debido al creciente conflicto y la inseguridad, la pandemia de la Covid-19 y la crisis económica.

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De acuerdo con Griffiths, sin un fin de la violencia y una solución pacífica a la crisis en Myanmar, esta cifra solo aumentará en los próximos meses, en un comunicado hecho público en coincidencia con el primer aniversario de las elecciones parlamentarias del 8 de noviembre de 2020, cuyos resultados fueron anulados a través de un golpe de Estado militar en febrero pasado.

Desde la asonada del 1 de febrero, dijo Griffith, miles de personas se han visto forzadas a huir de sus hogares a causa de la violencia en el país, con 223.000 desplazados internos, incluidos 165.000 en el sureste del país que se suman a un número significativo de personas ya desplazadas en los estados de Rajine, Chin, Shan y Kachin antes del alzamiento.

Griffiths hizo énfasis en que el desplazamiento a largo plazo sigue sin resolverse, con 144.000 rohingyas aún confiados en campamentos e instalaciones similares en Rajine, muchos después de su desplazamiento en 2012, mientras que más de 105.000 personas siguen desplazadas en Kachin y Shan desde hace muchos años.

El directivo de la ONU dijo que durante las últimas semanas la situación en el noroeste del país se ha convertido en un asunto en extremo preocupante por el repunte de las hostilidades entre el Ejército y la Fuerza de Defensa de Chinlandia en el estado de Chin y con las Fuerzas de Defensa Popular en las regiones de Magway y Sagaing.

En este sentido, dijo que más de 37.000 personas, incluidas mujeres y niños, se han visto desplazadas, mientras que 160 casas han sido incendiadas, incluidas iglesias y oficinas de una organización humanitaria, al tiempo que pidió que los ataques contra civiles e infraestructura civil, incluidos trabajadores humanitarios y sus instalaciones, claramente prohibidos por el Derecho Humanitario, deben detenerse inmediatamente.

Por ello, ha pedido al Ejército y a todas las partes que garanticen un acceso humanitario seguro, rápido y sin restricciones, al tiempo que reclamó a la comunidad internacional que aumente la entrega de fondos al Plan de Respuesta Humanitaria para Myanmar.