Al menos 70 por ciento de las armas encontradas en escenas del crimen en México han sido compradas al mercado de Estados Unidos, el país con la política de venta de armas más flexible del mundo, según un estudio publicado por The Economist.

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La cifra de homicidios que involucraban un arma de fuego creció de 16 por ciento en 1997 a 669 por ciento en 2017, dato que sugiere que al menos la mitad de las 33.000 víctimas asesinadas por arma de fuego el año pasado en México tuvieron el sello de EE.UU.

Las armas llegan a México por contrabando, pero estas por lo general han sido previamente compradas de forma legal en Estados Unidos. Es decir, una política armamentista para exportar índices de criminalidad a México y al resto de América Latina.

Esta política de permisividad para la venta de armas a civiles comienza a propagarse por América Latina. Recientemente, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, firmó un decreto que no solo permite que los ciudadanos posean armas, sino que también pueden adquirir armamento que solo era usado por la fuerza armada.

El presidente Donald Trump ha defendido durante su mandato los intereses del lobby de las armas. En 2017 dijo abiertamente que la Asociación Nacional del Rifle (NRA por su sigla en inglés) tiene "un amigo en la Casa Blanca".

En 2018 las muertes por armas de fuego en Estados Unidos alcanzaron una cifra récord. Solo ese año murieron cerca de 40.000 personas por ese motivo, según un estudio del Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, unas 10.000 muertes más que en 2017.