Más de 700 personas quedaron damnificadas como consecuencia del terremoto que destruyó obras de infraestructura y además dejó al menos 10 muertos en la isla de Taiwán, al sur de China continental.

El Gobierno reubicó en albergues a esos ciudadanos, muchos con herdias físicas y secueles psicológicas por el impacto del movimiento telúrico de 6,5 grados en la escala de Richter, registrado el martes en las costas del distrito Hualien.

El fenómeno dejó siete desaparecidos, 276 heridos y provocó el derrumbe de numerosos edificios, afectaciones en el servicio eléctrico a más de 1.900 viviendas y la interrupción del suministro de agua a otras 40.000.

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El personal médico está desplegado en los albergues para evitar un brote de gripe y atender a las personas que sufren hipertensión o diabetes.

Las operaciones de búsqueda y salvamento continúan en medio de recurrentes réplicas de hasta cinco grados. El servicio sismológico registró más de 100.