Alrededor de 10 millones de malasios acuden a las urnas este sábado para elegir a 245 legisladores en Selangor, Penang, Negeri Sembilan, Kelantan, Terengganu y Kedah, donde se disolvieron las asambleas regionales a finales de junio.

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El país del sudeste asiático ha estado sumido en la agitación política desde 2020, cuando varios legisladores abandonaron los partidos políticos establecidos para formar un nuevo Gobierno.

Los movimientos interrumpieron el antiguo orden y, desde entonces, Malasia ha tenido tres primeros ministros. El panorama político se ha asentado un poco desde la formación de un Gobierno de unidad tras las elecciones generales de 2022.

El primer ministro Anwar Ibrahim lleva ocho meses en el poder y en ese tiempo la economía ha registrado un fuerte crecimiento y una menor inflación. 

Si bien la moneda de Malasia, el ringgit y la bolsa de Malasia estuvieron entre los peores resultados de la región en la primera mitad del año, el mercado de valores se recuperó en el último mes.

La alianza progresista y multiétnica Pakatan Harapan (PH) de Anwar se enfrenta a Perikatan Nasional (PN), el grupo predominantemente musulmán malayo liderado por Muhyiddin.

Las elecciones estatales determinarán el futuro de la cooperación entre PH y PN, dos fuerzas políticas que tienen un historial de antagonismo pero que ahora han formado un Gobierno de unidad.

Si bien se proyecta que la coalición de oposición Perikatan Nasional (PN) gane fácilmente los estados de la costa este de Kedah, Kelantan y Terengganu, está preparada para desafiar el statu quo en los bastiones de PH de Penang y Selangor, los dos estados más ricos de Malasia.