El Gobierno de Italia tiene el propósito de hacer cumplir las normas de distanciamiento social para reducir los contagios por coronavirus, y para ello solicitará a unos 60.000 ciudadanos que trabajen como voluntarios y recuerden a otros que tienen esa obligación.

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El ministro de Asuntos Regionales, Francesco Boccia, declaró este lunes que esos voluntarios, a los cuales se denominará asistentes cívicos, también ayudarán a brindar servicios comunitarios, como llevar víveres a quienes lo necesiten.

Añadió que la convocatoria para reclutar a los voluntarios estará abierta a todos, pero dará prioridad a los desempleados y a los que reciben ayudas sociales.

Aunque Italia está relajando de manera gradual el confinamiento impuesto a principios de marzo, y ya permite viajes entre regiones y reuniones entre amigos, cada día se registran centenares de nuevos contagios de la Covid-19 y más muertes.

Con los 300 nuevos contagios y 92 decesos reportados este lunes, ahora el país totaliza 230.158 infectados y 32.877 fallecidos. Pese a esta realidad, imágenes de televisión tomadas durante el primer fin de semana posterior al anuncio de la flexibilización mostraron atascos de tráfico en Nápoles y multitudes reunidas en Milán, una de las ciudades más castigadas por la pandemia.

Indignado por esas escenas, Boccia aseguró que “aquellos que alimentan la vida nocturna están traicionando los sacrificios de millones de italianos”. Así también reaccionó el alcalde de Milán, Giuseppe Sala, quien a través de la red social Facebook expresó sentirse frustrado por esos incumplimientos de las reglas, y agregó que es “impensable” que ese comportamiento se repita en el futuro.   

La idea de convocar a los voluntarios ha levantado críticas, pues algunos sectores consideran que es un modo de ejercer vigilancia sobre la ciudadanía.