El primer ministro de Irak, Adil Abdul Mahdi, convocó este lunes al embajador de Estados Unidos (EE.UU.) en Bagdad (capital), Matthew Tueller, para informarle sobre las medidas conjuntas que deben facilitar la retirada de sus tropas del territorio.

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De acuerdo a un comunicado de su oficina, "el primer ministro destacó la importancia de la cooperación mutua para implementar la retirada de tropas extranjeras, en línea con la resolución del Parlamento iraquí, y para establecer las relaciones con EE.UU. sobre un fundamento adecuado".

Abdul Mahdi sostuvo que ambas naciones tienen que dar pasos conjuntos para llevar a efecto la decisión del Legislativo, que el domingo aprobó una resolución para "poner fin a la presencia de tropas extranjeras en suelo iraquí" y prohibirles "usar su suelo, espacio aéreo o aguas por cualquier razón".

Igualmente, destacó la gravedad de la situación actual en la región y sus posibles consecuencias, al tiempo que resaltó que Irak hace todo lo posible para evitar que estalle un conflicto abierto en la zona.

El funcionario afirmó que la fortaleza del Gobierno iraquí es una cuestión que interesa a todos y recordó que durante su mandato, de poco más de un año, el Ejecutivo ha optado por una política "constante" de relacionarse con "todos" y no meterse en los asuntos de los demás Estados.

La moción aprobada por el Legislativo iraquí solicita al Gobierno que anule la petición de ayuda a la coalición internacional, liderada por EE.UU., para luchar contra el autodenominado Estado Islámico (Daesh, en árabe).

Como respuesta al anuncio de este lunes de las autoridades iraquíes sobre el inicio de los preparativos para retirar las tropas extranjeras de Irak, el presidente estadounidense Donald Trump amenazó con imponerle "sanciones como nunca antes han visto", en caso de que llegue a producirse la retirada forzada de los militares estadounidenses del territorio.

La escalada de tensiones ocurre luego de que el pasado jueves, Washington lanzara un ataque cerca del aeropuerto de Bagdad que acabó con la vida del líder de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria iraní, Qassem Soleimani; del jefe de las Fuerzas de Movilización Popular y comandante de la milicia Kataib Hezbolá, Abu Mahdi al Muhandis, y de otras diez personas.