Los líderes sociales en Colombia viven tiempos ocuros y entre ellos, un genocidio aún más específico: el de indígenas. En Colombia han sido asesinados 98 líderes indígenas durante el gobierno de Duque y 158 desde la firma del acuerdo de paz entre el gobierno y las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

La última víctima, registrada esta semana, ha sido Abraham Domicó, líder indígena de 30 años y cuatro hijos que era parte de la comunidad Embera en el Bajo Cauca antioqueño.

El vocero de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), Oscar Montero, explica en entrevista para el sitio web de TeleSUR que los líderes indígenas son objeto de violencia por el control social que hacen en los territorios en disputa por diferentes grupos armados.

Los líderes, en conjunto con la guardia indígena, constituyen un obstáculo para el narcotráfico, la minería ilegal y otras actividades ilícitas en sus territorios. La zona más afectada es el Pacífico colombiano, los departamentos Nariño, Cauca, Chocó, Valle del Cauca, Antioquia y una parte del Catatumbo.

Una de las preocupaciones, puntualiza Montero, es que la solución recurrente del Gobierno sea la militarización de los territorios indígenas, que pone en mayor riesgo a las comunidades.

El Cauca está militarizado, pero aún así registró dos líderes indígenas asesinados el pasado sábado; este tema ha avivado el debate sobre la efectividad de la fuerza pública en las zonas rurales.

"Lo que esperamos del gobierno de Duque es que garantice la vida de toda la población, en este caso que garantice la vida de los pueblos indígenas y que pare el genocidio contra ellos. Hay otras formas de matar que son responsabilidad del mismo Estado, los wayú en la Guajira mueren de desnutrición y en el Amazonas mueren lentamente por tomar agua con mercurio a raiz de la mineria ilegal", expresó.