Una mina de sal, ubicada en la ciudad de Maceió, capital del estado de Alagoas, en el noreste de Brasil, colapsó el domingo sin que hubiera que lamentar víctimas humanas gracias a la previsión de las autoridades de evacuar a los habitantes de la zona ante el inminente peligro de derrumbe que pesaba sobre el yacimiento.

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Desde que los funcionarios gubernativos de la urbe declararon alerta máxima el pasado 29 de noviembre, la zozobra se habría apoderado de los vecinos de la Mina 18, propiedad del gigante químico Braskem, al advertir que corría riesgo de colapso y así de causar una tragedia masiva.

João Henrique Caldas, alcalde de la ciudad, divulgó en sus redes sociales que “La mina 18 sufrió una ruptura hoy” en un sector a lo largo de la laguna. "El departamento de emergencias de Maceió enfatiza que la mina y sus alrededores están desocupados, y no hay riesgo para la gente. Estamos reuniendo más información y la compartiremos tan pronto como sea posible".

En un video transmitido por medios brasileños se ven grandes burbujas marrones en la superficie del agua en el momento de la ruptura en la mina, que se encuentra mayormente debajo de la laguna. Braskem dijo en un comunicado que se había detectado un “movimiento atípico” en la mina.

La mina en cuestión es una de las 35 que explota en Maceió la empresa Braskem, cuyo mayor accionista es Novonor, antigua Odebrecht, empresa que fue objeto de la gran causa judicial por corrupción conocida como Lava Jato. Asimismo, la sal de roca es un ingrediente en las tuberías de PVC y la lejía.

La vida de la ciudad de Maceió, con una población de un millón de habitantes, se ha visto afectada por la "Mina 18" desde 2019, cuando los residentes se vieron obligados a evacuar la zona a su alrededor de ella, tras la aparición de grietas en calles y edificios. Al final, un área de 14.000 edificios que albergó a 55.000 personas ahora es una ciudad fantasma.

Los testigos denuncian que la tierra se ha estado hundiendo recientemente en el área alrededor de la mina. El alcalde advirtió que la ciudad se enfrentaría a “la mayor tragedia urbana del mundo” si colapsaba y los ecologistas señalan que un colapso también podría causar un desastre ambiental para la laguna y el ecosistema circundante.