El Gobierno de Nicaragua ordenó este jueves el retiro de su embajador en España, Carlos Midence, con motivo de lo que llamó las continuas presiones y amenazas injerencistas en su contra, que hacen imposible el ejercicio de la labor diplomática, según una nota de la Cancillería del país centroamericano.

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Ya antes el pasado 24 de febrero, Nicaragua reclamó a España por lo que en aquel momento calificó de insolentes declaraciones del canciller español, José Manuel Albares, sobre el país centroamericano, aunque no especificó cuáles.

"Ante las insolentes, anacrónicas, desfasadas declaraciones del canciller de España, José Manuel Albares, sobre Nicaragua y las funciones diplomáticas en este país libre y soberano, reiteramos: Nicaragua no es colonia de nadie", dijo entonces el Ministerio de Relaciones Exteriores nicaragüense.

El comunicado de enero pasado, expresión del deterioro de las relaciones entre Madrid y Managua, dijo entonces: "No somos súbditos de la Corona española. No aceptamos, por lo tanto, injerencia alguna de ese o de ningún país, en nuestros asuntos internos".

Ya en aquel entonces, Nicaragua recomendó al canciller español "centrarse en los temas de su competencia, y cesar ya en su intento de interferir en las decisiones y acciones de un Estado soberano como el nuestro, porque desde ningún punto de vista tiene autoridad alguna sobre nuestra patria bendita y siempre libre".

En el preámbulo de esta decisión, el jueves, el Gobierno español había citado para pedir explicaciones al embajador ahora retirado, por la negativa de Managua de autorizar el regreso de la embajadora de España, retirada en el verano anterior, en medio de las tensiones bilaterales.