El canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla denunció este martes, a través de su cuenta en la red social Twitter, la escalada de la industria armamentista las inversiones millonarias en arsenales nucleares, que pudieran ser más beneficiosas si se destinaran a los problemas más acuciantes del orbe como el hambre y la pobreza.

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Las acciones bélicas de varios países del mundo, en especial de Estados Unidos (EE.UU.), han sido denunciadas en varios foros internacionales por diplomáticos como fue el caso del representante permanente adjunto de Rusia ante Naciones Unidas, Dmitry Polyanskiy el pasado jueves en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Para fundamentar sus palabras, Polyanskiy se refirió a las recientes colocaciones de plataformas de lanzamientos de misiles en Europa oriental por parte de Washington, que el 18 de agosto realizó un ensayo de un cohete de alcance intermedio desde la isla de San Nicolás, frente a la costa de California, se trata de una “variante de un misil de crucero de ataque tierra-tierra Tomahawk”.

Es alarmante que cada año se inviertan sumas exorbitantes en la industria de la guerra y se modernicen los arsenales nucleares existentes, en lugar de destinar esos recursos a fomentar la paz, combatir el hambre y la pobreza y a la implementación de la #Agenda2030 y sus #ODS.

— Bruno Rodríguez P (@BrunoRguezP) August 27, 2019

Este lanzamiento se dio luego de que Washington saliera del Tratado de armas nucleares de mediano y corto alcance (conocido como INF), el 2 de agosto último. El INF prohibía el uso -por parte de Rusia y de Estados Unidos- de misiles terrestres de un alcance de 500 a 5.500 kilómetros, cuya firma a finales de la Guerra Fría en 1987 puso fin a la crisis de los misiles europeos.

China también condenó este hecho hace poco más de una semana, y denunciaron el riesgo de una “escalada” de tensiones militares y de una reactivación de la carrera armamentista, pues este acontecimiento que constituye el primer ensayo de Estados Unidos de un misil de medio alcance desde la Guerra Fría.

El tema de las armas ha sido protagonista de gran parte de las noticias este año, debido a las frecuentes masacres en ciudades estadounidenses, que en muchos casos involucran menores. No obstante, el gobierno anglosajón continúa con su política de estimulación de la tenencia de armas, pretendiendo responder a la violencia con más violencia.

Un movimiento surgido de una de esas masacres en la ciudad de Florida, llamado Marchamos por Nuestras Vidas (March for Our Lives) y liderado por estudiantes que sobrevivieron a un tiroteo masivo en una escuela secundaria de esa ciudad el año pasado, presentaron el 21 de agosto un plan de control de armas para todo el país, y pidieron apoyo al Congreso federal y a todos los precandidatos presidenciales.

Sus miembros pidieron líderes “a quienes les importe el futuro de nuestros hijos y nuestra nación”, a través del documento Plan de Paz para un Estados Unidos más Seguro, una propuesta que busca aprobar nuevas leyes de posesión de armas, la prohibición de armas de asalto y cualquier tipo de armamento de guerra.

Asimismo, plantean la necesidad de declarar una emergencia nacional por la violencia de armas y enfrentar a la Asociación Nacional del Rifle (NRA), que ejerce gran presión sobre las políticas públicas en el país y es el principal grupo de lobby de la industria armamentista en Estados Unidos, cuyo poder reside en su política de financiación electoral a través de las líneas partidarias y geográficas.

Uno de los ejemplos más mediáticos y dramáticos del descontrol con el tema de las armas en Estados Unidos fueron los acontecimientos de El Paso, Texas, donde murieron alrededor de 20 personas, la mayoría inmigrantes.