Profesores y funcionarios del sector educativo en Brasil decidieron mantenerse en huelga para exigir al Gobierno de Río de Janeiro, el pago de las remuneraciones adecuadas, así como la revocación del plan educativo actual y la implementación de uno nuevo que responda a las necesidades de los docentes y estudiantes.

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El pasado día 10, el gobernador, Cláudio Castro, autorizó y anunció el reajuste de la categoría.

El Gobierno local (liderado por un aliado del expresidente Jair Bolsonaro) propuso pagar el piso salarial a los niveles iniciales del magisterio, pero sin garantizar beneficios para los que ganan sobre este valor cerca de 840 dólares por 40 horas semanales.

La coordinadora del Sindicato de los Profesionales de la Educación, Helenita Bezerra, afirma que dicha categoría está indignada. “El Gobierno del Estado de Río de Janeiro está amenazando nuestro plan de cargos y salario”, sentenció.

A pesar de una ley nacional que determina un salario base, durante el Gobierno del expresidente, Jair Bolsonaro, los trabajadores aseguran que se paga a los profesores el peor sueldo del país.

Por otro lado, la huelga también exige la revocación de la Reforma de la Enseñanza Media, impuesta por el expresidente de facto Michel Temer, luego del Golpe de Estado en el año 2016 a la entonces mandataria Dilma Rousseff, y la construcción de un nuevo plan educativo.

Entre diferentes puntos, la medida retiró la obligatoriedad de disciplinas como geografía, biología, física e historia en todos los años de formación.

Según el Sindicato Estatal de Profesionales de la Educación de Río (Sepe-RJ),  cerca del 80 por ciento de los aproximadamente 60.000 profesores y 6.000 empleados que trabajan en las 1.200 escuelas de Río de Janeiro se sumaron al movimiento para exigir dichas reformas.