La nadadora fondista brasileña, Ana Marcela Cunha, alcanzó la medalla de oro en la prueba de diez kilómetros en aguas abiertas de los Juegos Olímpicos de Tokio, al imponerse a la favorita holandesa Sharon van Rouwedaal.

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Cunha cruzó la línea de meta con crono de 1:59:30.8 horas, a solo nueve décimas de Van Rouwedaal, quedando la medalla de bronce en poder de la australiana Kareena Lee (1:59:32.5); y siendo la ecuatoriana Samantha Arévalo la otra mejor ubicada por Latinoamérica y el Caribe, con su lugar 11.

Cunha alcanzó así el único título que le faltaba a sus vitrinas, en las cuales atesoraba 12 medallas en campeonatos mundiales, incluyendo cinco de oro (cuatro a la distancia de 25 km), lo que la hizo merecedora de ser incluida en el Salón de la Fama Internacional de la Natación en 2019.

Mismo año en el que además fue nombrada por sexta ocasión como la mejor nadadora femenina en aguas abiertas por la Federación Internación de Natación. Sin embargo, el oro olímpico le había sido esquivo, pues tras su estreno con 16 años y el quinto puesto en Beijing 2008; no se clasificó a Londres 2012, y luego terminó décima en Río 2016.

Ahora en Tokio Cunha tomó la punta del circuito desde la largada de la prueba, y soportó los embates de rivales que intentaron adelantarla, como la estadounidense Ashley Twichell, la alemana Leonie Beck, y en los dos últimos kilómetros a Rouwendaal, a quien en definitiva pudo doblegar apenas en la brazada final.

Bajo una temperatura de 30 grados y una humedad relativa del 75 por ciento se desarrolló la prueba, tras la cual Brasil se ratificó como líder entre las naciones de Latinoamérica y el Caribe con cuatro oros, tres platas y ocho bronces, para el decimocuarto escaño del medallero.