Más de 180.000 estudiantes se han visto afectados por la violencia escolar interna, el tráfico de drogas y la delincuencia que asedia a más de 700 escuelas en toda Honduras.

El crimen organizado que rodean los centros educativos ha obligado a cientos de estudiantes, especialmente de las localidades al norte del país, San Pedro Sula y el sector Rivera Hernández, a abandonar las actividades escolares, para tomar clases particulares desde casa.

La  impunidad por miedo a represalias, también causa que los docentes y directivos se nieguen a denunciar a los delincuentes, explicó el director municipal de educación, Ascar Paz.

La grave situación sobre la violencia escolar obligó a las autoridades del país centroamericano a blindar con seguridad militar algunos centros educativos desde marzo de 2017, el operativo incluyó escuelas públicas y colegios privados, pero la problemática persiste. 

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Por su parte, el Gobierno hondureños ha señalado que se encuentran trabajando para reforzar estos operativos con estrategias de seguridad y otras medidas académicas, más efectivas que logren mitigar la violencia. 

Desde el 2017 al menos 400 escuelas hondureñas han reportado casos graves de violencia interna por acoso escolar, así como robos armados por parte de pandillas que también se dedican a la venta de drogas, consumo que afectado a niños y jóvenes que cursan cuarto grado de primaria en adelante, según informó El Observatorio de la Violencia de la Universidad Autónoma de Honduras.

Las pandillas en Honduras son uno de los focos de violencia más grandes del país centroamericano, que registra una de las tasas de homicidios más alta del mundo siendo esta de 42,8 por cada 100 mil habitantes.