La abogada querellante del caso del submarino ARA San Juan, que desapareció el 15 de noviembre del año pasado en Argentina con 44 tripulantes a bordo, denunció que ni la comida ni los filtros de oxígeno eran suficientes para sortear una emergencia.

Valeria Carrera llegó a esa conclusión con base en la exposición que realizó en el Congreso el actual jefe de Gabinete de Ministros, Marcos Peña. Las previsiones debían durar siete días para los 44 tripulantes, pero no alcanzaban para todos.

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Según la información brindada, el submarino tenía "240 unidades de conserva mixta, ración de emergencia, en paquete termosellado sabores varios", de la marca Sabor de reyes; asimismo, 240 unidades de bebida energizante de medio litro Gatorade; dos barras de cereal de dulce de leche por tripulante y dos de chocolate marca Águila.

Con base en los documentos de la causa, revelados por Peña, Carrera estimó que si bien todos los suministros cubrían los siete días, alcanzaban para "tan solo treinta y cuatro tripulantes, diez menos que la dotación desaparecida", afirmó la abogada.

Asimismo, el aire y los trajes de escape tampoco eran los adecuados. El 95 por ciento de los filtros canister, usados para evitar contaminación por hidróxido de carbono, eran 600 menos de los recomendados por el fabricante de la nave y estaban fuera de la fecha de vencimiento. Además, "también llevaban 24 dispositivos de oxígeno OR 3000 (denominadas comúnmente candelas), para provisión de 6 días de oxígeno de emergencia, cuando el fabricante del submarino estipula 100", aseveró Carrera.

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Meses antes del accidente, el comandante del submarino, Pedro Martín Fernández, realizó una serie de reclamos a la Armada, como por ejemplo la exigencia de alimentos enlatados para viajes largos, que el pollo sea deshuesado para reducir espacio en la heladera, o el reclamo de que muchas bebidas y jugos fueron, en otros viajes, compradas por los propios tripulantes al percatarse que no habían sido suministradas.