El grupo radical Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, según su sigla en inglés) prosiguen su ofensiva en suelo iraquí y se han hecho con las regiones de Kirkuk y Saladino, al norte de Bagdad. Previamente, habían lanzado ataques contra la ciudad de Tikrit y en Mosul.

Las Fuerzas Armadas se han visto obligadas a retirarse tras los enfrentamientos. El primer ministro del país, Nuri al Maliki, insta a los cuerpos de seguridad a mantener la resistencia.

Uno de los enclaves más deseados por los yihadistas era Biyi, donde se encuentra la principal refinería del país y la central eléctrica que abastece a la capital. Los extremistas consiguieron llegar por la noche e incendiaron varios edificios, pero las fuerzas gubernamentales aseguran que ya han recuperado el control de la zona.

Los yihadistas mantienen sus posiciones en Mosul, la primera ciudad del país que fue tomada este lunes. Tras la crisis provocada por el grupo terrorista que azota a Irak, más de medio millón de personas debió huir de Mosul. En ese contexto, el gobierno le pidió al Parlamento que decrete el estado de emergencia.

Cuando se formó en abril de 2013, el grupo yihadista dejó en evidencia que su objetivo es crear un Estado islámico con territorio en Irak y Siria, de ahí su nombre. En los últimos meses de ese año, perpetraron varios ataques con bombas en Bagdad, dejando centenares de fallecidos.

El poder de ISIS no se limita al terrorismo, sino que amasan una gran fortuna en lo económico. Han robado enormes cantidades de dinero en efectivo, así como lingotes de oro: 500 millones de dinares (429 millones de dólares) en total. Son igual de ricos que naciones pequeñas como Tonga, Kiribati, las Islas Marshall: cuyo PIB fue de 187 millones de dólares en 2012.