La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ratificó este miércoles que la seguridad en el Mundial de Fútbol está garantizada y descartó la posibilidad de que manifestaciones o acciones violentas afecten el evento.

“No hay la menor hipótesis de que el Gobierno tolere cualquier violencia. No vamos a dejar que el Mundial sea contaminado. Se trata de un momento importante para el país”, aseguró la mandataria en un acto del Consejo de Desarrollo Económico y Social de la Presidencia.

Aunque la dignataria brasileña no se refirió a las protestas contra el Mundial, las cuales han terminando en episodios violentos, reafirmó que la nación está preparada para evitar eventuales actos de este tipo.

Rousseff admitió que el evento deportivo "supondrá un perfeccionamiento de la seguridad" en el país suramericano "Haremos reuniones sistemáticas y acompañaremos todos los eventos, sin excepción", sostuvo.

En ese sentido, la jefa de Estado recordó que “habrá seguridad pesada", a cargo de las Fuerzas Armadas que estarán desplegadas en cada ciudad que albergue partidos, aunque "también actuarán en la retaguardia y en la contención", la Policía Federal llevará todo el peso de los operativos.

Este martes, cientos de brasileños volvieron a las calles de Sao Paulo (sureste, una de las 12 sedes de partidos mundiales, para rechazar la realización del Mundial por considerar que el Gobierno ha gastado recursos para obras públicas en el evento.

El Estado ha aclarado en ocasiones que no destinó recursos para atender a sectores públicos en el Mundial y ha recalcado que la administración solo colaboró en la organización del evento.

Rousseff pidió a los brasileños ser receptivos con los turistas que visitarán al país por la cita mundialista, incluyendo algunos jefes de Estado.