El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, hizo una visita de emergencia este martes a Somalia, donde urgió a actuar de inmediato para evitar que la grave sequía que afecta al país derive en una nueva hambruna como la ocurrida en 2011, cuando fallecieron 250.000 personas. 

Somalia enfrenta una violenta sequía que coloca a este país al borde de una hambruna, la tercera en 25 años.

"Unos 6,2 somalíes necesitan ayuda humanitaria, de ellos 3 millones necesitan ayuda urgente para salvar sus vidas", adviertió el portavoz de la Misión de las Naciones Unidas en Somalia (Amison), Joseph Contreras.

Contreras resaltó que existe un importante aumento frente a los 1,1 millones que estaban en esas circunstancias en septiembre de 2016. 

El Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef, por su sigla en inglés) vaticinó que para 2017 habrá 944.000 niños con desnutrición aguda y 185.000 con desnutrición severa y necesitados de ayuda para salvar sus vidas, pero advirtió que esta última cifra podría aumentar un 50 por ciento hasta los 270.000 en los próximos meses.

Dos llamamientos, uno del coordinador humanitario de la ONU y otro del nuevo presidente somalí, Mohamed Abdullahi, alertaron sobre una hambruna inminente.

"Odi Kawayn, que en somalí significa 'algo más grande que los ancianos'", es como han llamado los habitantes de este país a la sequía. "Ninguno de nuestros ancianos ha visto una sequía tan dura", cuenta Halima a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Halima es uno de los 6,2 millones de afectados por el fenómeno. 

La OIM advierte del riesgo de malnutrición e incluso muerte que corren los somalíes debido a la caída de los salarios, el aumento de los precios de los alimentos y las tasas de malnutrición que comienzan a subir.

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