Hace 27 años cayó el muro de Berlín que separaba a Alemania Oriental de la Alemania Occidental. Este hecho puso fin a décadas de división familiar, económica, política y social. Las diferencias ideológicas aparentemente terminaban y daba paso a la reunificación alemana y de toda Europa.

La actual crisis de refugiados, que afecta a 21 millones de personas, ha provocado que los países europeos tomen la postura de reforzar aún más sus fronteras y controles migratorios, así como levantar muros para evitar el ingreso de más refugiados.

Eso es lo que sucede en Calais, Francia, donde Reino Unido con autorización y colaboración del gobierno francés ha comenzado a levantar un muro antiinmigrantes.

La respuesta de Europa contra los refugiados

“La Gran Muralla” de Calais, denominada así por la prensa británica, será de cemento, tendrá cuatro metros de alto, y abarcará un kilómetro de largo al borde de la carretera que llega al puerto francés sobre el Canal de la Mancha.

Desde hace varios años los migrantes y refugiados llegan a este punto del norte de Francia con el objetivo de cruzar desde el puerto al Reino Unido en camiones, trenes u otros medios de transporte.

Pese a que está en territorio francés, el muro será construido y pagado por el Gobierno británico. Se espera que el Reino Unido pague 2,7 millones de euros.

Pero no sólo Reino Unido y Francia están tomando este tipo de medidas. Macedonia, una de las entradas principales a los países más ricos de Europa, erigió una valla en la frontera con Grecia para frenar la entrada de refugiados. 

Bulgaria también construyó una valla a lo largo de su frontera con Turquía con el fin de frenar el flujo migratorio proveniente de ese país.

Hungría finalizó el 2015 con una valla en los 175 kilómetros en la frontera meridional con Serbia.

Austria advirtió que podría construir un muro en su frontera con Eslovenia mientras que este construye otra en su frontera con Croacia.

España, por otra parte, con el fin de impedir la entrada masiva de inmigrantes provenientes del continente africano, construyó a finales de los 90 dos muros en Ceuta y Melilla, dos ciudades españolas ubicadas al otro lado del estrecho de Gibraltar, y las cuales  representan la entrada más directa a Europa desde África.

Entre 2013 y 2014 reforzó la seguridad en las fronteras y puertos. España, Italia, Reino Unido y Alemania son los principales países a los que buscan llegar los refugiados.

Contra la política de antirrefugiados 

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y dentro del seno de la Unión Europea han condenado este tipo de políticas contra los refugiados. 

Desde la caída del muro de Berlín los países europeos han construido 1.200 kilómetros de vallas antirrefugiados con un costo de al menos 570 millones de dólares, según la agencia Reuters.

Analistas y ONG denuncian que los inmigrantes se han visto forzados a buscar nuevas rutas aún más peligrosas.

Una distribución equitativa y justa, así como una responsabilidad internacional compartida hacia los refugiados sería la solución más acertada a la crisis.