En el sureño estado mexicano de Chiapas, trabaja desde hace más de 20 años un apicultor llamado Abel Antonio Ovando Maza, quien junto con su familia ha llevado con satisfacción el cultivo de grandes colmenas de abejas, insectos a los que él califica como trabajadoras incansables, responsables de gran parte del porcentaje de la alimentación en América Latina.

Para Maza, la clave de mantener activas y productivas las colmenas es la plantación de árboles frutales, por eso sus más de seis hectáreas de propiedad están cubiertas de estos. “Los árboles evitan que llegue viento a las colmenas. Pero tal vez lo más importante es que se les da más comida a los insectos, ya que las abejas pueden padecer de "estrés" al no encontrar suficiente alimentos en los alrededores”, explica.

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Insite en que “la reforestación, en el caso de cítricos permite que no haya evasión de colmenas y sí una mayor cantidad de producción de miel".

El 75% de la flora silvestre se poliniza gracias a las abejas y casi el 40% de las frutas y verduras que se consume en Latinoamérica procede de la polinización, que realizan estos insectos que se ven a amenazados por el uso inadecuado de los plaguicidas, transgénicos, el ácaro varroa, e incluso la mala acción de apicultores inexpertos.

Valor de la #polinización de algunos de los cultivos de #México pic.twitter.com/PUSVluh0c0

— Cris (@Crispisaurioo) noviembre 12, 2014

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En México, no obstante, se destaca no sólo el papel de la polinización de las plantas alimenticias, sino directamente del principal derivado de las abejas; la miel. Esta nación es la tercera exportadora en el ámbito mundial, con casi 2 millones de colmenas y unos 43.000 productores. El principal cliente es Alemania, adonde va a parar el 43% de este "oro líquido", seguido por Estados Unidos.

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Más de 290 apicultores se incorporaron al proyecto Sistemas Productivos Sostenibles y Biodiversidad (SPSB) de la Comisión Nacional de la Biodiversidad, apoyado por el Banco Mundial. El proyecto ayuda a pequeños agricultores a organizarse en asociaciones y a aprender nuevos métodos de producción amigables con la biodiversidad.

De acuerdo con el apicultor Ovando, quien ya había comenzado a reforestar desde hace 10 años, bastante antes de entrar al proyecto anteriormente mencionado, dice que ahora "viene un plan más fuerte." "Venimos recolectando semillas nativas, para no estar induciendo plantas que no sean nativas, porque en algunos casos no han pegado y se han muerto".

Dice también que con el programa hay algunos socios en la costa de Chiapas que han empezado a plantar mango porque da mucho néctar y polen. Esta iniciativa se enfoca en siete sistemas productivos (cacao, café, ganadería silvopastoril, silvicultura, miel, ecoturismo y uso de vida silvestre) dentro de corredores biológicos prioritarios.

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