Una pequeña isla situada en el Mar de Filipinas y perteneciente a Japón, tiene 170 habitantes y sólo se puede acceder por barco o helicóptero. Aogashima, situada a unos 358 kilómetros de Tokio, brinda la posibilidad no solo de disfrutar su hermoso paisaje, sino vivir la experiencia de residir en el cráter de un volcán.

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La isla es la más habitada del archipiélago de Izu, posee además otro volcán más pequeño en su interior que sigue desprendiendo gases. La última erupción tuvo lugar en 1780 y provocó la muerte de la mitad de la población. Los sobrevivientes huyeron de la isla y la dejaron deshabitada. Cincuenta años después del desastre, la población volvió para asentarse.

Para llegar a Aogashima hay que hacerlo en barco o en helicóptero. La primera opción sería la más factible, sin embargo es difícil encontrar un punto en el cual aterrizar ya que hay varios precipicios y yacimientos de roca volcánica que dificultan navegar alrededor de la isla. El helicóptero sale una vez al día con un máximo de nueve pasajeros, aunque las condiciones meteorológicas impiden en ocasiones el vuelo.

Una de las ventajas de Aogashima es que gracias a los vapores que emanan del volcán, se pueden disfrutar de aguas termales durante todo el año. Además, hay rutas de senderismo hasta el borde del cráter interior donde gracias al vapor que sale de la tierra se pueden cocinar huevos.

Otra de las principales atracciones de Aogashima es la planta de producción de sal que se encuentra en el borde exterior del cráter. 

Con el tiempo, la isla ha ido brindando más comodidades para habitantes y turistas. Actualmente cuenta con saunas, restaurantes, bares, una escuela y una oficina de correos.

 

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Una publicación compartida de E.N.D (@herey_fikri) el 26 de Nov de 2016 a la(s) 11:09 PST