El pueblo guatemalteco se movilizó a la Plaza de la Constitución, frente al antiguo Palacio de Gobierno, para exigirle a su presidente, Jimmy Morales, que renuncie de inmediato tras la muerte de 39 niñas en un incendio en una casa hogar.

"Culpables renuncien ya" decía un cartel con la fotografía de Morales y del vicepresidente, Jafeth Cabrera, que llevaba un hombre en la marcha que salió desde la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y llegó a la plaza.

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Rabia, dolor, impotencia, indignación, pero muchas ganas de luchar, son algunos de los sentimientos que afloraron de la multitud agolpada para reiterar que fue una masacre previsible lo ocurrido el 8 de marzo pasado en el hospicio Virgen de la Asunción.

El "Fue el Estado", enarbolado desde las protestas iniciales ante lo acaecido en el centro de acogida de San José Pinula, localidad al sureste de Ciudad Guatemala, cedió paso esta jornada a reclamos más contundentes: "Presidente, lo sabía, y con su poder no hizo nada para salvarlas" o "Las quemaron para callarlas".

Algunos de los manifestantes llevaron banderas de color negro en señal de luto por las víctimas del siniestro. En el interior del país también hubo manifestaciones pacíficas de universitarios que repudiaron la muerte de las niñas y adolescentes.

Los protestantes, citados por la agencia de noticias española Efe, solicitaron a Amnistía Internacional y al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef por su sigla en inglés) que envíen un equipo a Guatemala para que investigue la tragedia.

El presidente guatemalteco Jimmy Morales admitió la responsabilidad del Estado en la desgracia, y explicó que se debe esperar el resultado de las investigaciones para deducir las responsabilidades a quienes hayan cometido alguna negligencia en el caso.