El papa Francisco reconoció este miércoles la valentía de la Iglesia católica de Estados Unidos, para afrontar momentos difíciles sin temer a la autocrítica ni evitar sacrificios, a fin de recobrar la credibilidad y la confianza en los ministros de Cristo.

“Sé cuanto les han hecho sufrir las heridas de los últimos años, y he seguido de cerca su generoso esfuerzo por curar a las víctimas, conscientes de que cuando curamos también somos curados. Y por seguir trabajando para que esos crímenes no se repitan nunca más”, dijo el Pontífice durante un encuentro con unos 300 obispos estadounidenses, en la capitalina Catedral de San Mateo.

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Sin hacer referencia explícita, Francisco envió este mensaje en relación a las denuncias de pederastia que han caído sobre sacerdotes de Estados Unidos, donde se registra la mayor cantidad de delitos de este tipo dentro de la Iglesia católica.  

Asimismo, el vicario de Cristo manifestó su reconocimiento a la labor que realiza la entidad católica en Estados Unidos para la propagación del Evangelio y dio gracias a Dios por el dinamismo que ha hecho que esa institución religiosa crezca con fuerza en el país norteamericano.

En los últimos decenios, tres de mis predecesores los han visitado, y ustedes han utilizado esas enseñanzas para realizar programas pastorales con visión de futuro, sostuvo al dirigirse a los líderes religiosos.

De igual manera, enalteció el firme compromiso de la institución eclesiástica en ese país, a favor de la vida y la familia, así como los esfuerzos que dedican a la misión educativa en las escuelas de todos los niveles y en los servicios caritativos de las numerosas instituciones.

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El Sumo Pontífice saludó el enorme esfuerzo que realizan para “acoger e integrar a los inmigrantes que siguen llegando a Estados Unidos, con la mirada de los peregrinos que se embarcan en busca de sus prometedores recursos de libertad y prosperidad”.

En relación a esto, señaló que son esfuerzos llevados a cabo muchas veces sin que se reconozca su valor y frecuentemente con sacrificio heroico, sostenidos para ayudar a los pobres, porque estas iniciativas brotan de un mandato sobrenatural que no es lícito desobedecer.

“Ninguna institución estadounidense hace más por los inmigrantes que sus comunidades cristianas”, consideró.

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Seguidamente, aseguró que su corazón se dilata para incluir a todos, y se ensancha para dar testimonio de que Dios es Grande. Pidió que a los miembros de Cuerpo de Cristo que no se sientan excluidos del abrazo del Papa y que donde se pronuncie el nombre de Jesús, suene también su voz.

“Cuando echan una mano para realizar el bien, o llevar al hermano la caridad de Cristo, o acompañar a quien está solo. Para indicar el camino a alguien que está perdido, o para fortalecer a quien tiene el corazón destrozado. Para socorrer a quien ha caído o enseñar a quien tiene sed de verdad. Para perdonar o llevar a un nuevo encuentro con Dios, sepan que el Papa los acompaña y los ayuda”, dijo.