Unos 600 trabajadores de la planta de PepsiCo, ubicada en Buenos Aires, fueron despedidos la noche del martes, el mismo día en que el presidente argentino Mauricio Macri anunció una vuelta al crecimiento económico y la recuperación de puestos de trabajos perdidos. 

Los trabajadores se encontraron con un cartel que informaba sobre el "cese de operaciones" de la empresa y que les informaba que los "libraba de brindar servicio manteniendo el goce de haberes" hasta que se dé solución a la situación. 

Los empleados de la fábrica, dedicada a la producción de snacks, manifestaron no haber sido contactados por su patrono y dijeron que están a la espera del cierre total de la planta. 

En vista de los ocurrido, los 600 trabajadores llamaron a una vigilia urgente y expresaron que hasta el lunes la empresa funcionaba con normalidad.

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Pepsico venía realizando suspensiones de las labores y había disminuido su producción, sin embargo, los empleados del depósito y vigilancia siguieron realizando sus labores diarias. Ahora la producción será llevada a Mar de Plata, pero se cree poco probable un eventual traslado de empleados a la nueva fábrica.

La compañía justificó su sorpresiva decisión en "los obstáculos inherentes a la ubicación de la planta en área mayormente residencial, su compleja estructura de costos y extensos requerimientos logísticos".

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