Un experimento realizado en la Universidad de Bangor determinó que hablar con uno mismo desarrolla el monólogo interior, y perfecciona los pensamientos, emociones y la memoria, lo que también contribuye a planificar las acciones del ser humano.

En el experimento dieron a 28 participantes un conjunto de instrucciones escritas, y después les pidieron que las leyeran en silencio o en voz alta. Se midió su concentración y rendimiento en las tareas, y ambos mejoraron cuando las instrucciones habían sido leídas en voz alta.

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De acuerdo con la investigadora Paloma Mari-Beffa, “hablar con uno mismo evidencia un alto funcionamiento cognitivo de la persona y le permite centrarse mejor en lo que hace”. 

Por su parte, el psicólogo suizo Jean Piaget ha observado cómo los niños van controlando sus acciones tan pronto como empiezan a desarrollar el lenguaje. 

“Al acercarse a una superficie caliente, el niño dirá ‘caliente, caliente’ en voz alta y comenzará a alejarse. Este tipo de comportamiento puede continuar en la edad adulta”, dijo, es decir que al hablar en voz alta, en lugar de ser un enfermo mental, lo puede hacer intelectualmente más competente.

“El estereotipo del científico loco hablando solo, perdido en su propio mundo interior, podría reflejar la realidad de un genio que utiliza todos los medios a su alcance para aumentar su capacidad cerebral”, reseñó la revista digital The Coversation.

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El beneficio parece provenir de simplemente oírse a sí mismo, porque órdenes de ejecución auditivas parecen ser mejores controladores de comportamiento que las escritas. Así se explica por ejemplo, cuando jugadores de tenis se hablan así mismos durante la etapa crucial de un juego, expresando: “¡Vamos!” en voz alta, esto les proporciona control cognitivo y concentración.