Más de 70 personas fallecieron o resultaron heridas por atentados con bombas en Bagdad (capita de Irak) y Kirkuk (ciudad iraquí), informó la policía iraquí al actualizar el balance de víctimas y reportar otros ataques de islamistas sunitas.

Según la fuente, 11 civiles perdieron la vida y otros 35 sufrieron lesiones de diversa magnitud a causa de la explosión de una bomba accionada por un suicida en un punto de control policial, un distrito con mayoría chiíta del norte de Bagdad.

Efectivos de las fuerzas de seguridad y socorristas se movilizaron hacia la capital que en las últimas semanas ha sido escenario de otros ataques atribuidos a "takfiristas" (terroristas sunitas) del Estado Islámico (EI) y algunas milicias aliadas.

En este mismo contexto, los ataques y hostilidades en Irak se han incrementado en los últimos tres meses a raíz de la ofensiva del DAESH, acrónimo árabe del EI, que exacerbó fricciones sectarias entre musulmanes sunitas y chiitas, ya agudizadas durante la invasión militar de Estados Unidos (2003-2011).

El primer ministro saliente, Nouri Al-Maliki, hizo una llamado a intensificar las operaciones del Ejército y brigadas de voluntarios chiítas y sunitas moderados contra los milicianos del EI, mientras su sucesor, Haider Al-Abadi, sigue incitando a sus seguidores para formar un Gobierno.

El ministerio de Defensa confirmó que el jefe del consejo militar del DAESH en Tal Afar identificado como Abu Alaa Al-Iraqi murió durante un bombardeo aéreo en la ciudad de Mosul, la capital de la provincia de Nínive en poder de los islamistas desde el 10 de junio.