Diputados del congreso estadounidense pudieran estar trabando el cierre definitivo de la ilegal cárcel norteamericana de Guantánamo, ubicada en territorio cubano desde el año 2002, pese a que la semana pasada el presidente Barack Obama, reiterara su intención de clausurar este año el centro de reclutamiento, según opinó este viernes el diario The Hill.

Incluso quienes apoyan la intención de Obama admiten que será una tarea difícil el cierre definitivo de este centro penitenciario abierto en la isla cubana -sin autorización- con el objetivo de interrogar y encarcelar a los sospechosos de colaborar con la red Al Qaeda durante los atentados a las Torres Gemelas en Nueva York (sureste), en 2011.

De hecho el congresista demócrata Adam Smith, figura clave en el Comité de Servicios Armados de la Cámara baja, dijo que el escollo principal es que sus colegas se niegan a llevar a los reos a centros penitenciarios estadounidenses.

Desde que en mayo pasado el presidente estadounidense Barack Obama ofreció un discurso reafirmando su compromiso con el cierre de la prisión, se ha transferido a 11 presos, y se ha procedido al nombramiento de los enviados especiales para su clausura tanto del Pentágono como del Departamento de Estado.

No obstante, la mayor dificultad reside en aquellos 48 detenidos que no pueden ser liberados, debido a que suponen un serio peligro para la seguridad nacional, ni juzgados, porque o no hay pruebas suficientes en su contra o las evidencias están gravemente devaluadas por las denuncias de tortura.

Asimismo, se debe determinar la situación de los 16 detenidos de "alto valor" que deberían ser juzgados en territorio estadounidense si finalmente se cierra la cárcel de Guantánamo. Todos estos asuntos sin resolver hacen dudar a muchos de los legisladores sobre el destino del penal y si aún vale la pena mantenerlo, o finalmente clausurarlo.

Según el senador republicano John McCain, para cambiar la posición actual del Congreso el Presidente Obama tendrá que hacer algo que hasta ahora no ha hecho: ganar capital político para su propósito, más allá de un discurso al año en el que pide el cierre de la instalación carcelaria.

Un informe reciente del Pentágono reconoció que la prisión gasta cerca de mil millones de dólares anualmente y el monto total superará los cinco mil millones para finales del año fiscal 2014.