Los hechos sucedieron a las 14H00 (hora local), en el momento en que la comitiva de quince personas, integrada por periodistas y defensores de derechos humanos entre los que se encontraba personal de la Organización de las Naciones Unidas (ONU),  de la Guardia Indígena y funcionarios de la Gobernación del Nariño, se internaban en la zona en la que los trabajadores fueron acribillados.

Desde la cima de una montaña, los efectivos policiales hicieron caso omiso de las credenciales y vestimentas que identificaban al grupo como observadores, gritándole al grupo que no podían estar en el lugar.

Pese al  intento de diálogo, las fuerzas de seguridad reprimieron a los integrantes del grupo, quienes registraron los hechos de violencia con sus teléfonos celulares. “Todos los de la comisión comenzaron a correr por el monte, fue un caos total”, relató un periodista del medio Semana, que se encontraba en ella.

Horas antes, la Defensoría del Pueblo colombiana, había emitido un informe solicitando a la Fiscalía General de la Nación y a la Procuraduría una investigación especial ante la presunta responsabilidad de la policía en el homicidio múltiple ocurrido el pasado jueves.

“Testimonios recogidos en la zona de los hechos por una comisión humanitaria, encabezada por el vicedefensor del Pueblo permiten inferir la presunta participación de servidores de la Policía Antinarcóticos en la muerte de seis personas”, asegura el documento.

Ante el ataque contra los organismos de derechos humanos, el vicepresidente de Colombia, Óscar Naranjo afirmó que “los uniformados actuaron irregularmente (...) Hubo disparos al aire y lanzamiento de granadas de aturdimiento contra la misión humanitaria”.

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En respuesta, el general José Ángel Mendoza, director de la sección antinarcóticos de la Policía Nacional, justificó el ataque argumentando que “en ese momento, un grupo de cerca de 200 campesinos quisieron ingresar a la fuerza por detrás de la base y eso generó dificultades”, asegurando que no eran balas sino “dos granadas de aturdimiento” que producen “un ruido bien parecido a un disparo”, al tiempo en lamentó los hechos y ofreció “una disculpa a los acompañantes de la comisión”.

Sin embargo, el periodista de Semana que formaba parte del grupo repelido, negó que los campesinos a los que alude Mendoza hayan intentado entrar a la fuerza. “Ellos se quedaron atrás. Sólo los 15 miembros de la comisión intentaron entrar para hacer su labor, pero fueron recibidos con gases, granadas aturdidoras. Y sí hubo disparos”, aseguró.