Comunidades afrodescendientes denunciaron la persecución y el olvido por parte del Estado mexicano. Según el censo de 2015 la población negra era solo de 1,4 millones, o 1,2 por ciento en ese país. 

La mayoría de los mexicanos de raza negra habitan en la región de Costa Chica, en la costa Pacífica del estado de Oaxaca, desde que sus ancestros fueron llevados como esclavos desde África, en el siglo XVI.

Los ganaderos coloniales españoles los utilizaban como capataces para que se hicieran cargo de los trabajadores indígenas que no estaban acostumbrados a animales del tamaño de las vacas o los caballos.

A pesar de estar presentes desde los tiempos de la colonia, el Estado mexicano no reconoce a los afrodescendientes oficialmente como una minoría.

Según Humberto Herbert Silva, el director de la Oficina para Asuntos Afromexicanos en Oaxaca, se debe "a que estos hablan español, como la mayoría de los mexicanos y no tienen su propia lengua". 

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Activistas sociales como Israel Reyes dicen que también es importante que la existencia de los afromexicanos sea reconocida por el Estado mexicano.

Los líderes de las comunidades afrodescendientes han hecho frente a la discriminación por su color de piel y han denunciado al Estado por las violaciones a las que son sometidos por ser diferentes. 

Clemente Jesús López, de la oficina gubernamental a cargo de asuntos afromexicanos en el estado de Oaxaca, recuerda dos casos separados con mujeres.

"Una fue deportada a Honduras y la otra a Haití, porque la policía insistía que en México no hay gente negra. A pesar de tener documentos de identidad mexicanos, las deportaron". Con la ayuda de los consulados mexicanos pudieron regresar, pero no recibieron disculpa alguna ni indemnización, resalta López.

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“No se trata únicamente del color de la piel, también es de cómo te sientes. Tú puedes haber tenido una abuela negra y sentirte negra, aunque no lo parezca", aseguró Tulia Serrano Arellanes, una trabajadora distrital.

Humberto Herbert Silva indicó que la comunidad negra está considerando incluso seguir la ruta del levantamiento indígena zapatista en Chiapas, en los años 90, para captar la atención del Gobierno mexicano. 

"Hasta ahora las comunidades negras han soportado la discriminación y se han mantenido dentro de las vías legales, que ya están agotadas", expresó Silva. 

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"Con los zapatistas, los indígenas se levantaron, y fue un levantamiento armado para reivindicar sus derechos. Y, bueno, nuestra comunidad está pensando hacer lo mismo", afirmó Humberto Silva.