La maldición de la cabra tuvo origen en la Serie Mundial de 1945, cuando Williams Sianis, dueño de la Taberna de Billy, quiso ingresar al cuarto partido por la final de las Grandes Ligas y P.K. Wrigley, propietario de los Cachorros, se lo prohibió por el mal olor que expedía la cabra, a lo que Sianis dijo: “¡Los Cubs no volverán a ganar. Nunca más ganarán la Serie Mundial hasta que no se le permita la entrada a la cabra al Wrigley Field!”

Adiós a las maldiciones


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