Este 31 de julio se cumplen 70 años de la muerte de Antoine de Saint-Exupéry, autor del libro mundialmente conocido: El Principito. El fatídico hecho ocurrió en 1944, cuando se perdió la pista del escritor por el Mediterráneo, mientras piloteaba una aeronave.

El escritor, que era además un piloto experimentado, realizaba un vuelo de reconocimiento a bordo de un Lockheed Lightsning P-38 en la recta final de la Segunda Guerra Mundial.

Su cuerpo, perdido en la inmensidad del mar, cerca de las costas de Marsella, nunca se encontró. A lo largo de los años, se especuló mucho en torno a su desaparición. Incluso se creía que el escritor se había suicidado.

Sin embargo, con el tiempo fueron descubriéndose los detalles. En 1998, un pescador encontró entre sus redes una pulsera de oro con el nombre de Antoine de Saint-Exupéry y unos años después, un submarino rescató del fondo del mar los restos del avión que él pilotaba.

Pero en 2008 se supo qué ocurrió realmente con el escritor. El piloto alemán Horst Rippert declaró ese año a un periódico francés que era el autor de los disparos que derribaron el avión. Él mismo había visto caer la aeronave al agua, aunque no sabía que habría pasado con quien iba dentro y aseguró que “de haber sabido que era Saint-Exupéry, no habría derribado ese avión”.

Nació en 1900 y su afición por la aviación ya se mostraba desde pequeño. Estudió Bellas Artes y aprendió el oficio de piloto durante su servicio militar en la aviación, aunque se dedicó a diversos oficios, entre ellos el de escritor.

En 1926 publicó su primera novela breve El Aviador y consiguió un contrato como piloto de línea para una sociedad de aviación. Desde ese momento, cada una de sus experiencias se verían reflejadas en sus obras, como el accidente aéreo en el desierto del Sáhara que inspiró su obra Tierra de Hombres y ganó numerosos premios en Francia y Estados Unidos.

También escribió Piloto de Guerra (1942) o Carta a un Rehén, entre otras obras. En Nueva York dedicó parte de su vida a un retiro literario en el que escribió El Principito, en 1943.

La fábula infantil ilustrada por él mismo fue la que le dio la fama mundial a Antoine de Saint- Exupéry. Hoy en día es el libro en francés más leído y traducido. Son más de 250 los idiomas en los que es posible leer la obra, y también se encuentra en el sistema braille.

El último idioma en sumarse a esta larga lista, coincidiendo con el aniversario de la muerte del autor, ha sido el otomí, una lengua indígena del Valle del Mezquital, en México.

A lo largo de estos últimos 70 años la historia del Principito se ha llevado al cine, a series animadas, obras de teatro, musicales; incluso se inauguró recientemente el primer parque temático sobre el personaje, Le Parc du Petit Prince en la región de Alsacia, en Francia.